En medio de la crítica situación hídrica que enfrenta la región de Coquimbo, ha surgido la técnica de la siembra de nubes como un posible alivio a la severa sequía que afecta la zona.
Sin embargo, Raúl Cordero, climatólogo y académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, pone en duda la eficacia de esta práctica, la cual implica el uso de un reactivo que contiene yoduro de plata para estimular la precipitación en nubes potencialmente lluviosas como las cumulonimbos y estratocúmulos.
La urgencia de encontrar soluciones se hace evidente al mirar los niveles críticos de los cuerpos de agua en la región: el embalse Puclaro en la Provincia de Elqui está a un alarmante 4% de su capacidad, mientras que la situación no mejora en la Provincia de Limarí, donde la zona de Recoleta presenta un 3% de su capacidad, La Paloma un 1%, y el embalse Cogotí se ha secado completamente.
La Efectividad de la Siembra de Nubes en Entredicho
La técnica de siembra de nubes, que consiste en dispersar partículas pequeñas de un reactivo patentado llamado Rainmate, busca actuar como núcleos de condensación para facilitar la formación de gotas de lluvia. Sin embargo, Cordero advierte sobre la limitación fundamental de esta técnica: la ausencia de humedad en la atmósfera impide la formación de gotas, lo que hace infructuoso el esfuerzo por generar nubes y, por ende, lluvia.
El climatólogo es enfático al señalar la falta de evidencia científica que respalde la siembra de nubes como una solución efectiva para combatir la sequía.
“Esta técnica no ha demostrado aumentar las precipitaciones de manera estadísticamente significativa en ningún lugar donde ha sido aplicada antes”, concluye Cordero. Esta declaración pone en tela de juicio la inversión y esperanza depositadas en la siembra de nubes, especialmente considerando proyectos pasados en regiones como Atacama, Coquimbo y Valparaíso, los cuales no lograron los resultados esperados.
