Más de la mitad de los pingüinos del mundo están amenazados o en peligro de extinción, una crisis que podría significar una de las pérdidas de especie más lamentables del planeta. Si bien se están haciendo esfuerzos, el problema persiste y a él se suman distintos factores.
De acuerdo con National Geographic, de las 18 especies de pingüinos que existen, 10 se encuentran amenazadas y otras 5 están en peligro de extinción, según los parámetros de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.
El estado de estas aves depende de factores como la creciente crisis climática producto de los humanos, que desencadena en cambios en su alimentación y hábitat, con el inminente derretimiento de los hielos.
Juliana Vianna, bióloga y doctora en ciencias biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile conversó con BiobioChile sobre el estado de los pingüinos y qué se puede hacer para salvarlos de la extinción.
“La Antártica es un territorio de ciencia y paz ¿cierto? Pero está siendo bastante afectada por el cambio climático y con ello los pingüinos, hay especies que están decreciendo rápidamente, por eso”, señala.
¿Qué tan diferentes son los pingüinos entre sí?
La experta, que también es directora alterna del Instituto Milenio CRG, Instituto Milenio de Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos BASE e investigadora principal del Núcleo Milenio Lili, estudia la genómica poblacional de estas aves, para ayudar en su protección.
Con este tipo de estudios, Vianna ha generado una importante cantidad de datos, reconstruyendo la historia evolutiva de todas las especies de pingüinos y secuenciando el genoma de sus poblaciones. “Eso es lo que hacemos, ver cuán diferenciadas son las poblaciones unas de las otras”, explica.
Conocer estas diferenciaciones es importante porque los pingüinos son animales sociables entre sí que se organizan en colonias. “Por ejemplo, la gran mayoría de los pingüinos tienen una gran diversidad genética, pero una falta de estructura poblacional. ¿Qué quiere decir eso? Una falta de diferenciación”, dice Vianna.
“Pero hay otras especies, como el pingüino papúa, donde las poblaciones tienen alta diferenciación”, agrega. La bióloga apunta al caso reciente un avistamiento de un pingüino con leucismo, es decir, con su plumaje completamente blanco, una anomalía que puede ocurrir en poblaciones donde hay más diferenciación genética.
“Yo ya lo conocía porque él está en la base Gabriel González Videla (en la Antártica). Nosotros lo vimos y vuelve cada año, o sea, más bien permanece ahí, enfrente de esa colonia todo el año. Porque los papúas, vimos con los datos genéticos que las colonias se diferencian muchísimo una de la otra”, explica Juliana.
El cambio climático y la crisis de los pingüinos
Vianna dice que depende de la región, por ejemplo, en la subantártica hay muchas especies endémicas que están amenazadas, el pingüino de ojo amarillo, de Nueva Zelanda, es uno de los más controlados “porque están muy amenazados”. De hecho, los esfuerzos por protegerlo incluso implican acabar con la vida de otros animales.
“Las colonias están rodeadas de cerco eléctrico, con trampas, y lo que pasa es que las especies que están en la región subantártica, también están amenazadas por especies invasoras, por ejemplo si entra un gato (salvaje) u otro animal, hay que sacrificarlo“, señala.
Esto no afecta a la cadena alimentaria, puesto que son especies introducidas. “Son especies que nosotros, los humanos, ponemos ahí y que no tienen equilibrio con las especies nativas. Las especies invasoras, perros, gatos, ratas y otras, son especies que tienen un gran impacto en la biodiversidad”, advierte.
La situación del krill, por otro lado, también impulsa la crisis de los pingüinos en la Antártica. “El krill tiene su ciclo reproductivo en las plataformas de hielo sobre el mar, y ahora estas van retrocediendo, entonces el krill va disminuyendo. Por eso, las especies especialistas en krill, como el pingüino adelia barbijo, están disminuyendo”, dice Juliana.
Y el hielo no afecta sólo a su alimento, los pingüinos emperador, por su parte, estarían teniendo problemas de reproducción. “El emperador se ve muy afectado por las plataformas de hielo, porque se están reduciendo antes y los pingüinos emperador se reproducen encima de ellas. Entonces, la descendencia necesita pasar de la meseta para ir al mar y si la plataforma de hielo retrocede, las crías podrían morir“, alerta.
¿Por qué es importante protegerlos?
Las especies que habitan el planeta no tienen que tener una labor indispensable para tomar acción por su protección —como por ejemplo las abejas, que polinizan—, Juliana explica que si bien los pingüinos son parte de la cadena alimenticia y ayudan al equilibrio del ecosistema y el medio marino, tienen un valor propio.
“Las especies también tienen valor intrínseco en sí mismas. Somos una especie en el planeta y no podemos eliminar a todas las demás. Por tanto, preservar una especie tiene más que un valor instrumental. Es nuestro deber no destruir toda la biodiversidad”, apunta.
Juliana Vianna, que estuvo en el Congreso Futuro 2024 hablando de las poblaciones de pingüinos, plantea que la crisis de estos animales es una de las tantas emergencias de la crisis climática por la que hay que mantener el optimismo “y seguir luchando porque no queda de otra”.
“El cambio climático es un cambio mayor, un cambio social importante, de cambiar nuestra forma de vivir”, añade. Para ello, hay que escuchar a los científicos, sugiere.
“Hay que mantener el positivismo y obviamente escuchar a los científicos. Si antes en el pasado hubieran escuchado a los científicos como debían, y los presidentes, que ya sabemos cuáles son, no hubieran desacreditado la ciencia y hubieran tomado acciones, no estaríamos en la situación de hoy“, asegura.
Para aportar en esto, la experta dice que lo más importante es informarse, “y tomar acciones, presionar al gobierno para políticas ambientales, votar en candidatos que tengan políticas ambientales, que inviertan en la ciencia, acercarse cada vez más a instancias como el Congreso Futuro para poder informarse. Y que las acciones sean basadas en evidencias científicas y no desinformación y fake news“, concluye.