Hace algunos meses, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) informó que solo quedan unas 10 vaquitas marinas en el mundo, evidenciando que esta es una especie al borde de la extinción.
El organismo recogió que en 2018 todavía quedaban 22 vaquitas, pero al 2023 la población disminuyó en mitad. De hecho, las vaquitas marinas figuran como una de las especies en mayor peligro. Pero ¿qué se sabe de ellas y por qué quedan tan pocas?
¿Qué son las vaquitas marinas?
La vaquita marina, o seno phocoena es el mamífero marino más amenazado del mundo, tiene una esperanza de vida de 21 años y transita sola o en pareja.
Es similar a los delfines, pero se distingue por su tamaño un poco más pequeño y por los rasgos característicos de su rostro, puesto que tiene oscuro alrededor de los ojos y boca.
Las vaquitas, miden aproximadamente 1,55 metros y pesan poco más de 50 kilos. Son endémicas de México y prefieren aguas cálidas y poco profundas, lo que las deja aún más expuestas a peligros como la pesca o captura accidental.
Queda un rayo de esperanza
En palabras de CIRVA, la vaquita enfrenta una situación “terrible, pero queda un rayo de esperanza”, porque en estudios recientes se observaron algunas crías de vaquitas, lo que indica que todavía estarían reproduciéndose.
Sin embargo, más allá de los últimos 10 ejemplares avistados, es difícil encontrarlas porque son una especie escurridiza. Son conocidas por su comportamiento reservado, son esquivas y evitan contacto con humanos.
Esto último, complica aún más poder localizarlas y protegerlas. Las últimas que estarían quedando habitan en una zona del Golfo de California, en México, pero en una región pequeña dentro de esta área.
Lo que realmente puso a las vaquitas marinas en esta situación extrema fue la pesca ilegal, específicamente las redes de enmalle, que significó una alta taza de mortalidad para este mamífero por la captura accidental.
De acuerdo con la Porpoise Conservation Society, organización que aboga por la conservación de las vaquitas, todavía es posible salvarlas. Pero para ello, hay que eliminar su mayor amenaza, la pesca con redes de enmalle.
“El hecho de que las vaquitas todavía se estén reproduciendo indica que todavía hay tiempo para revertir el declive de la especie. Si se puede eliminar la amenaza de las redes de enmalle, la vaquita podría tener una oportunidad de recuperarse“, señala el organismo.
En 2017, se hicieron esfuerzos para capturar a las vaquitas marinas que quedaban y mantenerlas en cautiverio hasta que su hábitat fuera un lugar seguro, o existiera una ley que prohibiera este tipo de pesca. El equipo de Porpoise Conservation Society logró capturar a dos, pero una demostró demasiados signos de estrés y debió ser liberada, por lo que se detuvo este proceso.
En México hicieron esfuerzos para proteger a esta especie, con la Norma Oficial Mexicana NOM-012-PESC-1993, que establece medidas para la protección de las especies de totoaba y vaquita en aguas de jurisdicción Federal del Golfo de California.
Sin embargo, el gobierno mexicano enfatizó en que todavía “urgen más esfuerzos de conservación para salvar a la vaquita marina”.
