La Investigación de Dinámica de Ecosistemas Globales (GEDI) es una misión en curso de la NASA, en conjunto con la Universidad de Maryland, que tiene como objetivo medir con precisión y en 3D los bosques de todo el planeta. Esto mediante la recolección de datos que son obtenidos con láseres lanzados desde la Estación Espacial Internacional (ISS).
La primera semana de septiembre, el científico Adrián Pascual, Assistant Research Professor de la Universidad de Maryland y uno de los cabecillas de GEDI, visitó Chile para dar un seminario y realizar mediciones en terreno de los bosques de la Patagonia, que complementarán los datos de la misión.
En esta tarea, también lo acompañaron las compañías chilenas The Real Eco State y WEConserv, que apoyan a la misión GEDI desde tierra, con drones especializados. Pascual remarca que, estos actores locales “nos entregan datos que sirven para calibrar nuestros modelos”.
En conversación con BiobioChile, comentó de qué se trata este proyecto, para qué se utilizarán los datos recogidos y cuál ha sido el aporte de Chile en las mediciones de GEDI.
De acuerdo con el experto, lo que está haciendo esta misión es “estimar el perfil de la cubierta forestal en prácticamente todo el mundo”. Para ello, se utiliza tecnología de Detección y alcance de imágenes láser (LIDAR), que permite medir la altura de la vegetación desde el suelo hasta donde terminan los árboles.
“Una vez que sabemos la altura del bosque, tenemos modelos para estimar la biomasa y eventualmente el carbono que se está almacenado en ellos“, explica Pascual.
El mecanismo de GEDI
GEDI es un satélite que se encuentra instalado en uno de los módulos de la ISS a 400 kilómetros de altura, en la órbita de la Tierra, por lo que los láseres siguen el recorrido que va marcando la estación.
Su tamaño es similar al de un frigorífico, dice Pascual, de donde emergen cuatro láseres que van recogiendo las mediciones. Estos, además, no tienen efectos sobre la Tierra ni son visibles al ojo humano.
“No calienta la Tierra y no hace que salgan fuegos, porque sea un rayo láser malvado como una película de terror. Es un sistema que no tiene nada de influencia sobre el objeto al que hace la medición“, aclara el experto.
La misión en cuestión, fue lanzada en 2018 y tenía un pronóstico de vida útil de dos años, pero finalmente se extendió hasta el 2030, aunque por ahora el dispositivo está detenido.
“En este momento el satélite está guardado en un recinto de la Estación Espacial Internacional (ISS) y en verano de 2024 lo van a volver a instalar y va a seguir tomando datos“, explica Pascual.
“Hasta ahora lo que tenemos son cuatro años completos de datos, desde abril de 2019 hasta marzo del año 2023. Y se han tomado en todo el mundo más 25 billones de observaciones”, detalla.
¿Qué estuvo haciendo GEDI en Chile?
Sin embargo, no todos los datos de GEDI se extraen desde el espacio, los científicos también hacen mediciones en terreno con drones y expertos, que les permiten confirmar o descartar algunos datos del satélite que son más dudosos.
Esto último puede ocurrir por zonas de bosque que no son tan accesibles, o lugares donde hay mucha bruma, donde GEDI no puede tomar datos con la suficiente claridad, explica Adrián. En los bosques de Chile, estos casos ocurren con frecuencia.
“Nosotros tenemos filtros de calidad en nuestros datos, entonces por un tema de nubes, por un tema de condiciones en la órbita, tenemos que desechar muchos puntitos de GEDI. En la Patagonia hay ciertas áreas que tienen mucha nubosidad todo el año, entonces tenemos, en comparación con otros lugares, menos puntos de alta calidad“, explica Pascual.
“Pero todavía tenemos muchos, miles, millones, entonces quería ir a sitios donde tuviésemos una buena cobertura de datos GEDI y ahí poder comparar con la información que obtenemos con el dron”, puntualiza. Fue así que arribó a la Patagonia chilena para hacer mediciones con un dispositivo que complementa los datos del satélite.
En Chile, entre enero y marzo del 2023, se tomaron 8 millones de puntos. “Para que te hagas una idea, si en tres meses hay 8 millones, en 48 meses, pues ahí puedes hacer la regla de tres. Serían más de 125 millones de puntos GEDI“, ilustra el científico.
Cabe señalar que los “puntos” corresponden a cada una de las observaciones del los láseres del satélite. “Cuando digo punto, es cada uno de los shots de energía que va lanzando GEDI” y a partir de allí se obtienen datos que terminan transformándose en mapas, de indicadores ecológicos, altura y densidad de la cubierta forestal.
¿Para qué son los datos de GEDI?
Los datos de GEDI en todo el mundo se pueden utilizar para monitorear el carbono de los bosques, por ejemplo: “cuánto se pierde cuando hay un episodio de deforestación, cuando hay una ladera que se cae abajo, cuando hay talas ilegales muy grandes en el Amazonas, cuando pasa un incendio forestal y arrasa un bosque”, explica Pascual.
Asimismo, agrega que las hectáreas de bosques afectados no son la única prioridad “también para calcular cuánta biomasa forestal ha sido estimada en este proceso. Y también se utilizan para aplicaciones ecológicas, de hábitat y de biodiversidad“, completa.
Visitas del equipo de GEDI como la de Chile también se han hecho en otros países de Sudamérica, especialmente en el Amazonas, “pero aquí en Chile, en Patagonia, hay valores altos de biomasa según nuestros mapas. Entonces a mí particularmente me interesaba venir aquí, contactar con gente que está trabajando en conservación y poder empezar a preparar el terreno para utilizar GEDI”.
“Entonces nosotros ya tenemos datos y mapas sobre la Patagonia, pero queríamos comprobar el terreno y con otra serie de datos, como con el dron. Y así ver si nuestras estimaciones están en el rango de lo que vemos con el dron y en campo”, agrega.
En la misma línea, aclara que, de momento, los datos todavía se están analizando. “Los datos son muy similares a lo que hemos derivado con el dron. Pero estamos en proceso de analizar. En las próximas semanas vamos a profundizar más en los análisis y a determinar el plan de trabajo de aquí en los próximos meses para poder seguir haciendo este tipo de comparativas en el sur de Chile, donde hay muy pocas observaciones y donde el bosque es tan rico”, concluye.