La Antártica no es una región aislada de los efectos del cambio climático. La revista científica ‘Frontiers in Environmental Science’ publicó esta semana un estudio que relaciona el calentamiento global, provocado por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, con el derretimiento sin precedentes de la banquisa o hielo marino.
Los científicos explican que no existe una solución inmediata, pero que es urgente tomar medidas para desacelerar el deshielo.
En febrero se registró una mínima extensión de la capa de hielo del verano antártico, desde que se empezó a monitorear en 1978. Ya el año pasado, los registros marcaban una extensión menor a dos millones de kilómetros cuadrados, la mínima registrada antes de este nuevo récord. En la Antártica, el verano va de octubre a marzo, y el invierno, de marzo a octubre.
El calentamiento global, consecuencia en gran parte de las actividades humanas de quema de combustibles fósiles, ha hecho de la Antártica una región más vulnerable a los eventos meteorológicos extremos, y es “virtualmente seguro” que la situación empeorará, según el estudio.
El cambio climático conduce a “aumentos de la amplitud y la frecuencia” de eventos meteorológicos extremos: olas de calor, colapso de plataformas de hielo y disminución de la banquisa, consignó nuestro medio asociado France 24.
La pérdida de zonas de hielo es un factor particularmente interconectado con las consecuencias del calentamiento global. Según una analogía de AP, si la Tierra pierde áreas cubiertas de hielo, sería como cambiarse una camiseta blanca por una negra en un día de verano.
Esas áreas pasarían a absorber los rayos del sol en lugar de reflejarlos, reforzando así el calentamiento.
El estudio buscaba entender las causas de los eventos meteorológicos extremos. Se basó en mediciones propias y en investigaciones previas sobre los patrones de clima, el océano, la atmósfera, la criósfera (áreas de hielo en la superficie de la Tierra) y biosfera (áreas de la Tierra donde se desarrollan los seres vivos) de la Antártica.
Deshielo de la Antártica
El continente Antártico “no es un gigante congelado estático en el tiempo”, en cambio, siente los impactos extremos del cambio climático “esporádicamente, sin que se puedan predecir” con exactitud, según el estudio.
Martin Stiegert, glaciólogo en la universidad de Exeter y co-autor del estudio, explica que con base a las observaciones, es “científicamente razonable” asumir que los eventos meteorológicos extremos se intensificarán.
“La extensión mínima de la banquisa de este año es 20% menor que el promedio de los últimos 40 años, equivalente a una pérdida de banquisa de diez veces el área de Nueva Zelanda”, explica a Reuters Tim Naish, director del Centro de Investigación de la Antártica en la Universidad Victoria de Wellington en Nueva Zelanda, que no participó en el nuevo estudio.
La banquisa y las plataformas de hielo, según AP, actúan como “corchos de botella”, evitando que los glaciares se precipiten al océano. El derretimiento del hielo y como resultado el aumento del nivel del mar, tiene consecuencias directas sobre las costas del resto de los continentes. Se trata de efectos en cascada.
“Podemos soportar los fenómenos meteorológicos extremos, pero no podemos soportar un aumento constante de estos fenómenos destructivos”, dijo el investigador medioambiental de la Universidad de Colorado, Waleeb Abdalati. Sobre los resultados del estudio, comenta: “No soy alarmista, pero lo que vemos es alarmante”.
En el 2022, un río atmosférico (columna de aire caliente) proveniente de Australia provocó que los termómetros de la Antártica marcarán temperaturas récord, de hasta 38.5 grados Celsius por encima de lo normal. Fue la mayor variación de temperatura experimentada en el planeta.
La Antártica, una preocupación más frente otros eventos meteorológicos extremos
La noticia del deshielo en la Antártica llega en medio de una ola de alertas sobre las consecuencias del cambio climático.
Julio de 2023 fue confirmado como el mes más caluroso jamás registrado en el planeta. En las últimas semanas, incendios forestales devastaron regiones del norte de África, el sur de Europa, y Canadá. Ambientalistas advirtieron que la Amazonía brasileña se encuentra en riesgo de atravesar una dura temporada de incendios. El fenómeno de El Niño de este año los agrava, por provocar sequías en la selva tropical.
A pesar del invierno en el hemisferio sur, Sudamérica está sufriendo su propia ola de calor. Se registran altas temperaturas, que siguen aumentando, particularmente en Argentina y Chile. En Bolivia, a finales de julio, se registró un nivel extremadamente bajo del río Titicaca. La superficie del río cayó dos centímetros por debajo del nivel de alerta por sequía, según el Servicio Nacional de Hidrografía Naval de Bolivia.
Por su lado, la región de Asia-Pacífico sufrió las consecuencias de los tifones Doksuri y Khanun, con graves pérdidas humanas y de infraestructura.
La comunidad científica advierte que los eventos meteorológicos extremos, intensificados por el cambio climático, no están desligados de las actividades humanas y urgen la toma de acciones drásticas para mitigar sus efectos.
En 2023, el día del ‘sobregiro’ para la Tierra llegó el 2 de agosto. Desde esa fecha, la humanidad agotó los recursos naturales que el planeta es capaz de generar en un año.