Este año, los expertos y los distintos organismos que monitorean el hielo marino de la Antártica han concluido que se encuentra en un mínimo invernal histórico, puesto que este invierno generó/recuperó menos hielo que el promedio anual de años anteriores.
Ahora, nuevos datos arrojaron que, en total, la Antártica perdió una cantidad de hielo marino equivalente al tamaño de Argentina. De acuerdo con CNN, se trata de 2,6 millones de kilómetros en hielo, casi tan grande como el país vecino, que abarca 2,7 millones de kilómetros.
Esta cifra de pérdida de hielo además está muy por encima del promedio que se registró en las últimas décadas, específicamente entre 1981 al 2010, dicen los datos. Los científicos calificaron estos cambios como “excepcionales”, pero en un sentido de advertencia.
Recordemos que el hielo marino de la Antártica normalmente cambia a la par de las estaciones. En verano se derrite gran parte de él y en invierno se recupera. Pero lo que preocupa a los expertos es que cada año se ha ido recuperando en menor medida, lo que genera pérdidas como estas.
Un cambio extraordinario en el hielo de la Antártica
Anteriormente, se registraron pérdidas grandes de hielo marino que se recuperaron a los años siguientes. Sin embargo, esta vez los científicos desconocen y creen “poco probable” que una cantidad como esta sea recuperable en el corto plazo. De hecho, prefieren concluir en que simplemente el continente está cambiando.
“No tiene sentido hablar de las probabilidades de que suceda de la forma en que solía ser el sistema, claramente nos dice que el sistema ha cambiado”, comentó al medio citado el glaciólogo Ted Scambos, de la Universidad de Colorado Boulder.
“El sistema antártico siempre ha sido muy variable. Sin embargo, este nivel [actual] de variación es tan extremo que algo radical ha cambiado en los últimos dos años, pero especialmente este año, en relación con todos los años anteriores, desde hace al menos 45 años”, agregó.
Por otro lado, los científicos desconocen qué es lo que causa estos efectos de pérdidas. La principal sospecha es el cambio climático, que trae consigo el calentamiento global. De hecho, Scambos apunta en específico al cambio de las temperaturas de los océanos.
“Las temperaturas oceánicas más cálidas al norte del límite del océano Antártico que se mezclan con el agua que normalmente está algo aislada del resto de los océanos del mundo, puede explicar esto“, señaló.
Además, agrega que las posibilidades de recuperar una cantidad de hielo como esta son bastante desalentadoras. “Es más probable que no veamos que el sistema antártico se recupere como lo hizo, digamos, hace 15 años, durante un período muy largo en el futuro, y posiblemente ‘nunca"”.
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Miércoles 31 Diciembre, 1969 | 21:00
¿Qué efectos tiene el derretimiento de los hielos?
El experto detalla que la pérdida del hielo marino puede traer efectos en “cascada”, es decir, que no son directos.
Por ejemplo, contrario a lo que se piensa, el hielo marino no aumenta el nivel del mar, pero sí potencia el derretimiento de glaciares. “Su desaparición deja las capas de hielo costeras y los glaciares expuestos a las olas y las cálidas aguas del océano”, recoge CNN, “haciéndolos más vulnerables al derretimiento y desprendimiento”.
Asimismo, puede afectar a la vida silvestre, especialmente a animales que habitan estas zonas frías y usan superficies de hielo para vivir, alimentarse o descansar, como focas y pingüinos. También el krill, que es el alimento indispensable de las ballenas.
Del mismo modo, la falta de hielo afectaría la regulación de temperatura del planeta, que podría causar consecuencias que trascenderían el continente.
Pese al alarmante pronóstico de Scambos, las opiniones todavía son divididas. Hay expertos que señalan que, si bien la desviación de la pérdida de hielo en la Antártica supera con creces al promedio, aun no es tiempo de conclusiones catastróficas.
“Es una gran desviación del promedio, pero sabemos que el hielo marino antártico exhibe una gran variabilidad de un año a otro. Es demasiado pronto para decir si esta es la nueva normalidad o no“, añadió Julienne Stroeve, científica principal del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo.