Los Bronces Integrado (LBI) es uno de los principales proyectos de inversión de futuro de la minería chilena. Si bien, la iniciativa fue aprobada de forma unánime en abril de este año por el Comité de Ministros -tras una extensa tramitación-, el proceso completo viene desde mucho antes, con diálogos con las comunidades, estudios técnicos y análisis científicos que datan de, al menos, una década.
Para abordar todo este trabajo, la lógica detrás de la iniciativa y cómo LBI encarna la nueva minería que promueve Anglo American, el programa “Comunidad Cobre” se adentró en su historia, con entrevistas a los principales ejecutivos de la compañía que han participado en el diseño y el proceso de tramitación del proyecto.
Juan Pablo Schaeffer, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Anglo American, comentó cómo recibieron la aprobación del proyecto por parte de la instancia interministerial, asegurando que, como compañía, tomaron la noticia con responsabilidad.
“Entendemos que estos son procesos largos, que requieren de socialización y que, de alguna manera, se requiere convencer a todos los actores involucrados de que este es un buen proyecto no para nosotros, sino para el país y, en ese sentido, asumimos el compromiso de hacer el mejor proyecto posible”, destacó Schaeffer.
Puntos clave en el proyecto Los Bronces Integrado
En tanto, el gerente de Control de Proyectos Ambientales de Anglo American, Rodrigo Barra, detalló cuáles fueron los criterios de diseño del proyecto para abordar algunos de los grandes desafíos que presentaba la iniciativa, como la disponibilidad de agua y el control de emisiones.
Sobre el primer punto, Barra sostuvo que LBI tuvo entre sus prioridades abordar la sequía que enfrenta la zona central, y por ello, uno de los criterios de su diseño fue que no consumiera más agua fresca adicional.
“No estamos expandiendo la operación, sino que la estamos manteniendo, buscando recursos mineros en otros sectores de la mina. Por eso, no tendremos ningún consumo adicional, eso es lo que se comprometió y aprobó la autoridad en este tema”, indicó.
Respecto del control de emisiones, el gerente dijo que la compañía propuso medidas como la pavimentación de la ruta G-245, el aspirado de la ruta G-21 y la instalación de nuevas estaciones de monitoreo. No obstante, también Anglo American propuso compensar el 150% de las emisiones totales por año durante los primeros siete años de operación de LBI.
Para ello, una de las alternativas es el reemplazo de 70.000 calefactores a leña en hogares por sistemas eléctricos, sin emisiones, lo que beneficiará no solo al área de influencia de LBI, sino a toda la región Metropolitana.
Los desafíos de la minería subterránea
Los Bronces Integrado considera dos partes: una que da continuidad a la operación en superficie y otra, la construcción de una nueva fase subterránea, inédita en el país.
Claudio Nilo, gerente de Permisos de Anglo American, entregó detalles de esta nueva fase, que tuvo como criterio central de diseño, evitar el contacto con la superficie y proteger la biodiversidad en la zona.
“Para el diseño de esta fase, nos respaldamos en la investigación de casi diez años, con toda la data de las condiciones naturales, la biodiversidad del entorno. Así, hoy estamos desarrollando una minería que protege cada uno de estos componentes. Es una minería que no se ha hecho en el país y que hemos traído desde otros países, que han experimentado minería de esta naturaleza”, subrayó.
“Todo el trabajo y las decisiones se tomaron basadas en la ciencia”, añadió Marcela Bocchetto, gerenta de Cambio Climático y Biodiversidad de Anglo American. La ejecutiva, que tuvo un rol en el origen del proyecto, destacó que Los Bronces Integrado fue el fruto de muchos análisis de alternativas para definir cuál era el mejor proyecto que se podía desarrollar, considerando las condiciones y el entorno del yacimiento.
“Para el diseño se realizaron muchos análisis comparados de distintos métodos y con grandes equipos trabajando, con geólogos, hidrólogos y los mineros propiamente tal (…) Las líneas de base y los monitoreos que empezaron en 2012, y han continuado a lo largo del tiempo; son muy extensas”, comentó Bocchetto.
“Nosotros hemos hecho, por ejemplo, un monitoreo de glaciares por diez años. Y toda la información que se preparó para este proyecto, y que está volcada en el Estudio de Impacto Ambiental, es enorme”, concluyó la ejecutiva.