La crisis climática y la urgencia por reducir las emisiones han hecho que distintos gobiernos del mundo tomen medidas y ejecuten planes para evitar el aumento de estos residuos que se producen por la actividad humana, y también naturalmente.
Pero más allá de la política climática, las personas que habitan la Tierra también puede hacer un aporte individual reduciendo su huella de carbono personal. Mientras más gente se sume, más será la diferencia, pero ¿vale la pena este tipo de aportes?.
Sergio González, ingeniero ambiental de la Universidad de Valparaíso y posgrado en meteorología y climatología de la Universidad de Chile, en conversación con BiobioChile, comenta que hay un aspecto clave para reducir la huella personal, aunque mayormente depende de los grandes emisores hacer el cambio.
“El futuro del planeta depende de los grandes emisores, India, China, EE.UU, Rusia y Japón. Si ellos no hacen nada, el planeta se va a seguir calentando. Aunque nosotros hiciéramos cosas”, apunta.
Sin embargo, rescata un área en la que las personas puede contribuir como individuos, se trata del transporte. “Donde las emisiones se disparan, es con el transporte. El tener auto es una actividad que te dispara la huella de carbono personal“, dice.
En la misma línea, repara que en Chile, llamar a la gente a usar el transporte público para reducir las emisiones y la huella de carbono personal, es complejo.
“Por una parte, no tenemos el mejor sistema de transporte del mundo, entonces eso obliga a las personas a tener auto, pero además porque aquí en Chile tener auto es símbolo de estatus. Es símbolo de que te está yendo bien, entonces la gente tiene un incentivo a tener auto incluso cuando no lo necesitas”, enfatiza.
“Hay que usar el transporte público. Yo creo que es clave y mientras no cambiemos esta mentalidad de estar haciendo las cosas siempre por buscar estatus va a ser difícil que la gente deje de tener auto”, agrega.
Usar el transporte público para reducir la emisiones
La preferencia de las personas por no usar el transporte público, dice González, no se daría en otros países. “Hay países de altos niveles de ingresos donde la gente prefiere no tener autos, pasa en Dinamarca, por ejemplo, en Países Bajos, allá la bicicleta es mucho más relevante, pero lo veo difícil acá”.
“Además de todo eso, tenemos ciertas complejidades técnicas para llegar a una cultura de bicicleta“, agrega. Con esto último se refiere a las condiciones geográficas del país, siendo Chile un lugar diverso, con muchos cerros y otros tipos de relieves.
Sin embargo, rescata las mejoras del transporte público en Chile y los esfuerzos por mejorar la llamada “electromovilidad”.
“El trabajo que ha hecho el Ministerio (de Medio Ambiente) es envidiable. Si lo comparas con otros países estamos realmente avanzados. De hecho, Metro, hoy en día si no me equivoco, el 90% ó 95% de las necesidades energéticas que tiene ya las cumple con energías renovables, ya estamos casi en el 100%”, asegura.
“Respecto de la electromovilidad, se ha avanzado muchísimo y estamos infinitamente más avanzados que cualquier país de la región. El tema es que la gente necesita usar eso, tú necesitas que el sistema además te dé ventajas, comodidad, tiempo de llegada, tiempo de espera, seguridad, entonces hay un trabajo que se tiene que hacer“, puntualiza.
El experto también plantea que las condiciones actuales no permiten que las personas se sientan cómodas o seguras en el transporte público, algo que se tendría que solucionar para cambiar las preferencias de los chilenos.
“Si no cambiamos la cultura de tener auto, no van a utilizar el sistema. Entonces tenemos que hacer un cambio, yo entiendo que hay razones para no tomar micro”, concluye.