Las aguas del mar en la Antártica alcanzaron niveles de calor nunca visto en los últimos 30 años, desde que tenemos registro de las temperaturas en dicha región, según alerta el oceanógrafo chileno e investigador de la Universidad de Pensilvania, Carlos Moffat, quien lleva décadas estudiando esos ecosistemas.
La situación resulta especialmente alarmante dada la importancia que tienen las aguas del continente blanco en el ecosistema mundial, poniendo en riesgo no sólo a la fauna local sino la del resto del planeta, y amenazando con impulsar aún más el aumento de los niveles del mar.
Moffat acaba de regresar a los Estados Unidos tras pasar una temporada en el extremo sur a bordo del RV Laurence M. Gould, donde estudia cómo el cambio climático influencia el océano costero en la zona y sus ecosistemas marinos, específicamente en la península reclamada por nuestro país como el Territorio Chileno Antártico.
“Lo que nosotros detectamos fueron condiciones extraordinariamente cálidas en el océano que en otros lugares del mundo se han observado más a medida que el cambio climático está aumentando”, explicó el especialista a BioBioChile, detallando que dicha situación fue descubierta luego de registrar un notorio derretimiento de los hielos en zonas habitualmente recubiertas por éste.
Ello se atribuye a lo que se conoce como ‘ondas de calor marinas’, las cuales “son fenómenos en que la temperatura del mar se incrementa bastante rápido y se puede mantener cálida por días a meses y, en algunos casos, años. Normalmente esas condiciones muy cálidas generan perturbaciones en el sistema marino que pueden tener consecuencias muy serias”.
“Entonces, esos son los tipos de condiciones que encontramos en Antártica este verano que no habíamos registrado en datos que tenemos por casi 30 años”, recalcó el científico climático. Es decir, de una gravedad inusitada incluso en el contexto actual de crisis climática.
El mundo debe preocuparse…
“Hay que entender cuál es el rol que tiene la Antártica en el sistema climático mundial”, insiste Moffat, resaltando en la importancia del hielo acumulado en esa zona: “Uno de los grandes peligros del cambio climático es que ese hielo se vaya a derretir. Y si ese hielo se derrite -y se está derritiendo, de hecho- el nivel del mar en todo el mundo va a aumentar. Y está aumentando”.
Y la amenaza no se queda ahí. La vida de las especies marinas presentes en la Antártica, y que migran por el mundo, dependen del hielo antártico para subsistir. Y todo el ecosistema marino está, finalmente, vinculado a ellas por cuanto también migran por los demás océanos.
Una de las más importantes es el krill antártico, fundamental en la cadena alimenticia en la región. “Sin duda esperamos que los impactos van a ser bastante grandes, porque conocemos muy bien de estudios previos que muchos organismos en muchas especies marinas en Antártica dependen de la presencia de hielo para alimentarse para su ciclo de vida”, anticipó en este sentido, acotando que su impacto no sería sólo local.
“Hay especies de aves y de ballenas que migran, que viven en el verano en donde estamos estudiando nosotros, en la península Antártica, y después van hacia el norte y las vemos en Chile, en Colombia, a veces en África. Entonces si su ciclo de vida está siendo impactado en Antártica, a medida que se van moviendo para otras regiones también su ciclo de vida va a estar impactado en otras partes”, explica.
Por ejemplo, es el caso de la ballena jorobada, “una especie que sufrió mucho durante la época en que se la cazaba más y que se ha ido recuperando desde los años 70”. Recalca que el enorme mamífero “tiene unos patrones de migración increíbles, de hecho migran por miles, miles de kilómetros”.
…y actuar
Lo siguiente, entonces, es tomar acción: “Nosotros desde el punto de vista de la ciencia del cambio climático lo que estamos viendo son cambios en el ambiente que se están acelerando, y que la única opción para tratar de desacelerarlo y ojalá revertirlo, es tomar medidas para disminuir las emisiones de gases que contribuyen al cambio climático en la atmósfera”.
“Eso significa cambiar las políticas de emisiones en todo el mundo, incluyendo en Chile, de forma de que tengamos más acceso a energía alternativa y disminución de las emisiones que están contribuyendo al cambio climático”, defendió.
Asimismo, Moffat recalca que “la única razón por la que podemos entender eso es porque llevamos más de 30 años midiendo y observando esa región. Entonces, esto habla de la importancia de tener programas científicos que sean sostenidos y que permitan medir el medio ambiente en forma sostenida para poder después entender cuándo ciertas condiciones son extraordinarias”.
“Y eso es muy importante entenderlo, porque a veces la gente se pregunta por qué estamos gastando estos recursos en tener estos programas científicos. Pero es súper importante, sobre todo en lugares remotos como Antártica, tener estos programas para poder después entender cuando las cosas están cambiando. Y si uno no tiene esa perseverancia, uno no va a poder reconocer cambios en el medioambiente”, concluyó.