La más reciente crisis derivada de los incendios en Chile cumple una semana este miércoles: hace siete días el sur de Chillán comenzó a arder, esa misma noche se decretó una Alerta Roja y se activó el sistema SAE para pedir la evacuación de personas. Con el paso de los días ese panorama se extendió a varias regiones.
En el centro de los cuestionamientos y las críticas ha estado la extensa cobertura de la industria forestal, que reemplazó cientos de miles de hectáreas con monocultivos, principalmente de pino y eucalipto.
Eso sí estas catástrofes no son algo nuevo para el centro sur de Chile: solo en Quillón, por ejemplo, 2011 terminó con un mega incendio que dejó dos muertos y 28 mil hectáreas quemadas. En febrero de 2017 la ciudad casi quedó rodeada de focos y ahora vuelve al centro de la preocupación por lo mismo.
Casos así se repiten no solo en Ñuble, sino que también en Bío Bío y La Araucanía, todas zonas donde plantaciones de la industria forestal dominan los paisajes.
“Poner un freno a la expansión de los monocultivos”: las recomendaciones de Greenpeace para enfrentar los incendios
Consultada por BioBioChile por cómo planificar a futuro para evitar repetir catástrofes como esta, la ONG cree, por ejemplo, que una forma debe pasar por repensar el modelo forestal.
Estefanía González Del Fierro, coordinadora de campañas de Greenpeace, partió mencionando “una ley que prohíba los cambios de uso de suelo en zonas afectadas por incendios para desincentivar el uso del fuego como estrategia para la realización de obras no permitidas”.
“Un ejemplo es el incendio de bosques nativos que, al quemarse, podría habilitar la construcción de proyectos inmobiliarios”, deslizó.
“Así mismo se debe poner un freno a la expansión de los monocultivos (especialmente pinos y eucaliptos), que contribuyen con la crisis hídrica secando las cuencas por su elevado consumo hídrico, son más susceptibles de sufrir incendios y generan una continuidad territorial de material combustible que favorece a los incendios”, explicó.
“No podemos seguir teniendo comunas forestales, donde todo el paisaje se componga de plantaciones: esto es una sentencia para quienes viven ahí”, zanjó.
Finalmente y pensando en el mediano plazo, pero empezando ya, a juicio de Greenpeace “es necesaria una política pública de ordenamiento territorial que favorezca la diversificación del paisaje y la protección de los ecosistemas que nos ayudan a resguardar los equilibrios fundamentales del medio ambiente”.
Aprendizaje
Por eso mencionó que sería necesario avanzar hacia medidas preventivas multidisciplinarias, considerando el contexto de crisis climática, que genera condiciones que favorecen la ocurrencia de incendios.
“Esto significa que aquellas actividades que el Estado y los organismos públicos incentiven hoy pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte en el futuro. El llamado es a ser responsables, tomar enserio esta amenaza y comprender que el modelo de ocupación del territorio actual está poniendo en riesgo a las personas y también al medio ambiente”, concluyó.
“Es preocupante ver cómo después de los mega incendios de 2017, donde se quemaron cerca de medio millón de hectáreas, como país no hayamos hecho lo suficiente para prevenir estas situaciones y nos acordemos en los momentos de emergencia”, cerró.
A contar de hoy miércoles la zona centro sur, la más afectada por los incendios, comenzará a atravesar una nueva ola de calor.
Entre jueves y viernes las regiones de Maule, Ñuble y Bío Bío podrían llegar a marcar hasta 37°C.