El Informe Planeta Vivo 2022 de WWF arrojó que la situación de la biodiversidad es mala a nivel mundial, pero que en América Latina y el Caribe es mucho peor.
Si a nivel planetario el balance bianual de la organización ambientalista arrojó que la abundancia poblacional mundial de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios cayó en promedio un 69% entre 1970 y 2018, en nuestra región eso llegó a 94%.
Para confeccionar el informe se monitorea a casi 32 mil poblaciones, cerca de 100 de ellas chilenas, correspondientes a 5,230 especies del planeta.
El parámetro de medición es el Índice Planeta Vivo (IPV), el cual hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios.
Según explicaron desde WWF, la relevancia de las tendencias registradas es que muestra una instantánea de los cambios en los ecosistemas y alerta sobre su estado de salud.
Al mismo tiempo, aseguraron que el IPV permite observar medidas de éxito cuando se aplican políticas de conservación adecuadas.
Así, los datos liberados la noche de este miércoles llevan a WWF a la conclusión que los gobiernos, las empresas y las personas en general deben “tomar medidas transformadoras que reviertan” la destrucción” de la biodiversidad.
Asimismo, a juicio de WWF, el resultado subraya que el mundo enfrenta una doble emergencia inducida por el ser humano: la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el bienestar de la humanidad.
“De la misma forma que es necesario disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero es urgente revertir la pérdida de biodiversidad y el declive y degradación de los ecosistemas”, zanjó a través de un comunicado Luis Germán Naranjo, director de conservación de WWF Colombia.
“El informe nos da información esencial para restablecer nuestra rota relación con el mundo natural y muestra lo apremiante que es integrar principios de justicia ambiental y social en el centro de los cambios”, recalcó.
“En el marco de la próxima conferencia de biodiversidad COP15 de la ONU es prioritario impulsar un plan global que, como el Acuerdo de París, tenga como meta revertir las pérdidas y mejorar la salud de las poblaciones silvestres y los ecosistemas”, sugirió.
Poblaciones en declive
En cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%.
Por ejemplo, una de las poblaciones evaluadas del delfín rosado del Amazonas sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana.
La mitad de los corales del planeta se ha perdido y ello tiene un impacto negativo en cadena, pues albergan a un cuarto de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que incluye a los humanos.
Mientras que la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se ha reducido un 71% en los últimos cincuenta años.
“Los principales factores directos identificados como responsables de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras”, se concluyó en el informe.
Eso sí, Informe Planeta Vivo 2022 también sostuvo que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el “aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores”.
“Los 89 autores que participaron en la redacción del texto piden a los responsables políticos que transformen las economías para que los recursos naturales se valoren adecuadamente”, indicó WWF.
“Urge un enfoque transformador”, comentó por su parte Jordi Surkin, coordinador de conservación de WWF en Latinoamérica.
América Latina en el Informe Planeta Vivo 2022
Dentro de todo su contenido, Informe Planeta Vivo 2022 repasó la situación en la Amazonía, el bosque tropical más grande y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, cuya cuenca se encuentra degradada en un 17%.
En definitiva se advirtió que el 26% de la Amazonía presenta un estado de perturbación avanzada, lo cual supone degradación de los bosques, incendios recurrentes y deforestación.
“Se trata de un nivel continuo de destrucción con repercusiones devastadoras en el ámbito local e implicaciones negativas para la estabilidad climática del planeta, pues almacena entre 150 mil y 200 mil millones de toneladas de carbono”, cifraron.
Por otro lado se puntualizó que el 27% de la Amazonía corresponde a territorios indígenas y en ellos se encuentran las menores tasas de deforestación.
“Es el hogar de más de 500 grupos de pueblos originarios, incluyendo a 66 grupos en aislamiento voluntario y contacto inicial. De ahí que se acentúe la necesidad de visibilizar el liderazgo de pueblos originarios y comunidades locales, pues sus enfoques de conservación sitúan las relaciones de reciprocidad personas-espacios en el centro de las prácticas culturales y cuidado. Además, incluye saberes científicos y ecológicos que se transmiten de generación en generación relevantes para evitar desastres naturales”, concluyeron.
En cuanto a deforestación en zonas tropicales se indicó que este fenómeno genera emisiones de carbono y conduce a climas locales más cálidos y secos, incrementando la cantidad de sequías y de incendios y, dependiendo de su magnitud, reduce las precipitaciones y modifica sus patrones globales
“Ello es perjudicial para el clima, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas a nivel global”, explicaron.
Con todo, Informe Planeta Vivo 2022 dio con diez áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos, tres de ellas en América Latina: la cuenca del Amazonas, el bosque Atlántico (ubicado en Brasil, Argentina y Paraguay) y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica.
El resto de la lista lo completaron el Himalaya, el sudeste asiático, la costa oriental de Australia, el bosque seco de Madagascar, el Rift Albertino, las montañas del Arco Oriental en el este de África y los bosques guineanos del oeste de África.