El desierto de Atacama, considerado el más árido del mundo y ubicado en el norte de nuestro país, vuelve estos días a vivir un impresionante fenómeno natural: la floración de casi doscientas especies que cubren la arena de un color púrpura durante algunas semanas.
La floración, que este año se puede admirar en su máximo esplendor entre los sectores de Llanos y Chañarcillo, se suele dar en períodos de entre cinco y siete años por el fenómeno climático de El Niño, el que hace evaporar las aguas y precipitarse.
Este “milagro del desierto”, como lo llaman algunos lugareños, es aprovechado por los comerciantes y la oferta turística para promover otras bondades y atributos del territorio, que cuenta con otros parques nacionales, mares cristalinos, paisajes privilegiados y áreas naturales protegidas.
En el mundo existen solo tres países donde los desiertos florecen: Estados Unidos, Australia y Chile.
El presidente Gabriel Boric anunció la semana pasada que el Gobierno está trabajando para declarar esta zona, ubicada a 700 kilómetros al norte de Santiago, Parque Nacional Desierto Florido.
“Tenemos una deuda con la protección del Desierto florido”, reconoció durante una visita al norte el mandatario. Boric también aseguró que la categoría de parque nacional es el estándar de protección ambiental más alto que existe en el país.
Se espera que el decreto esté listo para inicios de 2023 y, cuando se apruebe, se convertirá en el parque nacional número 44 de Chile, uno de los países con el mayor nivel de protección del mundo.