Los niveles de dióxido de azufre en la zona de Quintero-Puchuncaví, que organizaciones como Greenpeace denominan “el Chernobil chileno”, registraron una nueva alza que los quintuplicó, afectando a unas 100 personas, la mitad de ellas escolares.
Según la Seremi de Salud de la región de Valparaíso, los menores presentaron sintomatología asociada a cefalea, picor en ojos y garganta, además de náuseas, por lo que se tuvo que cerrar, una vez más, las 14 escuelas de la comuna y reducir la vida normal.
El alza obligó a las autoridades de esta localidad costera a decretar la emergencia ambiental y al Ministerio del Medio Ambiente, anunciar medidas preventivas.
Un anuncio que, sin embargo, no se ha concretado y que ha soliviantado a los responsables de la comuna, conocida como la “Chernobil chilena”, que llevan años luchando con los gases tóxicos y residuos que vierten a diario en la atmósfera y en la bahía grandes empresas como la minera Corporación nacional del Cobre de Chile (Codelco) y la eléctrica AES Andes.
Alcalde del “Chernobil chileno” pide detener industrias
Al respecto, el alcalde de Puchuncaví, Marco Morales, denunció que pese a este nuevo alza en la contaminación y su impacto en la población, el Gobierno permite a las industrias continuar con su actividad y no las obliga a reducir y parar la producción para salvar vidas humanas.
“¿Debo como alcalde seguir suspendiendo las actividades físicas de niños y niñas para que el cordón industrial, a pesar de tener un peak de contaminación, siga funcionando? Yo creo que eso no es justo”, señaló.
Además, subrayó que la norma ambiental “es cómoda” y favorece a la industria, ya que las mediciones de gases contaminantes son promediadas y eso permite que los peack -más frecuentes de lo que parece- queden enmascarados.
Morales apuntó a los gestores de la industria, a los que acusó de mentir y maniobrar para no reducir las emisiones, y propuso tres ejes de acción concretos e inmediatos.
“Aplicar por 48 horas la paralización de los procesos productivos del cordón industrial cuando ocurre un peak de contaminación”, pidió.
A eso sumó “cambiar la normativa existente, puesto que no pueden seguir midiendo solamente tres elementos; dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y los materiales particulados MP10, porque eso significa que quedan otras 14 empresas del cordón industrial sin medición alguna”, explicó.
Y por último, un mecanismo que permita a las autoridades anticiparse y evitar que siga el deterioro de esta área, que en 1958 el Gobierno chileno decidió transformar en un polo industrial que hoy alberga cuatro termoeléctricas a carbón y refinerías de crudo y cobre, relegando la agricultura y la pesca tradicional.
Medio siglo después, los cerca de 50.000 habitantes de Quintero-Puchuncaví respiran a diario gases que emiten 16 industrias, que además vierten residuos que envenenan tanto la bahía como al océano Pacífico.