Pilotos construyen avión y dan paso a histórica medición de polución con proyecto "Patagonia-Alaska"

Créditos: @patagoniaalaska
Publicado por Emilio Lara
La información es de Agencia EFE

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Miércoles 18 mayo de 2022 | Publicado a las 11:01

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La idea pasó de ser una medida que combatiera la difícil conectividad del sur de Argentina a una oportunidad para conocer el estado de los principales contaminantes que impulsan el cambio climático.

El proyecto “Patagonia-Alaska” unirá vía aérea a la ciudad argentina de Ushuaia con Punta Barrow, el punto más septentrional de Estados Unidos, a modo de investigar el cambio climático.

Se trata de un viaje que en línea recta y sin considerar descansos tiene casi 16 mil kilómetros.

La iniciativa sin fines de lucro contará con un avión construido por los pilotos argentinos Juan Martín Escobar y Guillermo Casamayú, oriundos de la provincia de Chubut.

Este comenzó sus vuelos preliminares en abril y partirá rumbo al norte en julio, en un periplo que se prolongará durante 35 días y que pasará por más de veinte países del continente.

“El viaje lo íbamos a hacer de todas maneras para divertirnos, pero si le podíamos sumar este proyecto científico nos gustaba más porque no era solo para nosotros sino para el cuidado del planeta en general”, confesó Escobar, de 36 años, en una entrevista a EFE por videoconferencia.

Años de preparación

La Patagonia argentina – territorio de unos 1,7 millones de kilómetros cuadrados de superficie – presenta unas condiciones algo complicadas para la aviación: las distancias entre municipios son muy largas, hay pocos aeropuertos con combustible y las pistas de aterrizaje no están en buenas condiciones.

Ante esta realidad, Escobar y Casamayú decidieron construir un pequeño avión biplaza, con una velocidad punta de unos 280 kilómetros por hora y una autonomía cercana a los 360 minutos que permitiera realizar grandes travesías, hasta el punto de llegar hasta los confines de América del Norte sin consumir demasiada energía por el camino.

“Es un avión experimental porque cumple con la condición de que al menos el 51% fue diseñado, construido o ensamblado por sus propietarios, lo cual no significa que sea menos seguro, porque nos basamos en instrucciones del fabricante y de la autoridad aeronáutica argentina”, afirmó Escobar sobre una aeronave cuyo coste operativo es “equivalente al de una camioneta”.

La construcción del avión, apodado “Correcaminos”, demoró un total de siete años, cinco más de lo previsto.

Ese tiempo sirvió para sumar “nuevas ópticas” al proyecto, pasando de ser una aventura entre amigos a convertirse en un viaje científico inédito en Argentina.

¿Cómo se especializó “Patagonia-Alaska”?

Ese cambio de planes se produjo tras un contacto con la empresa eslovena Aerosol, que facilitó a los jóvenes pilotos un etalómetro con el que realizar mediciones de partículas desde las alturas.

Ubicado detrás de los asientos del avión, este instrumento tomará muestras de dos compuestos: carbono negro, uno de los contaminantes que provoca más enfermedades cardiorrespiratorias, y dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero por excelencia.

“No hay antecedentes de mediciones de carbono negro y de dióxido de carbono en la ruta que estamos realizando”, aseguró Escobar, aclarando que el etalómetro no solo permitirá conocer la concentración y ubicación de estas sustancias sino que también determinará su origen, sea este producto de la acción humana, de los incendios forestales o de la biomasa en su conjunto.

Una vez recopilados los datos (de “Patagonia-Alaska”) estos serán puestos a disposición de la Universidad Nacional de la Patagonia y del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que trabajarán en conjunto con la firma eslovena para elaborar publicaciones científicas y contribuir a los reportes sobre el clima.

“La realidad es que es nuestra primera experiencia con mediciones desde un avión, y más con lo que tiene que ver con carbono negro, que es un elemento que no está tan estudiado en el mundo y menos en Argentina”, comentó a Efe Giselle Marincovich, licenciada en Ciencias de la Atmósfera y trabajadora del SMN.

Expectativas de “Patagonia-Alaska”

Correcaminos ya recorrió con éxito el extremo sur de América, pasando por lugares tan espectaculares como las Torres del Paine, el estrecho de Magallanes, el monte Fitz Roy o el glaciar Perito Moreno.

Respecto al viaje definitivo hacia Alaska, Escobar sostiene que lo llevarán adelante “con paciencia” y siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan.

“No queremos volar en instrumental, ni tampoco meternos en problemas”, subrayó el piloto argentino.

“Yo vuelo desde los 17 años, así que conozco bien el tema de la aviación. En todos los vuelos uno comete errores y en todo momento está aprendiendo, por eso queremos ir despacito y con calma”, aseguró acerca de un proyecto que, además de contribuir al estudio sobre el cambio climático, tiene otro propósito: demostrar a los más pequeños que la ciencia “puede tener aristas y visiones divertidas”.

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