La ONG ecologista Greenpeace acusó que empresas energéticas de Rusia presionaron para que la Comisión Europea catalogase al gas y energía nuclear como inversiones sostenibles o “verdes” en la llamada “taxonomía”.
En concreto, se trata de firmas cercanas al Kremlin como Gazprom, Lukoil y Rosatom.
Las empresas de productos energéticos se reunieron al menos en 18 ocasiones con responsables de la Comisión Europea, generalmente a través de filiales y grupos de presión (lobbystas), desde que el Ejecutivo comunitario publicó en 2018 su plan de acción sobre las reglas de la taxonomía, según un informe que Greenpeace adelantó a EFE.
“Las empresas rusas de gas y de petróleo han participado de forma sutil pero significativa en el ‘lobby’ de la industria de los combustibles fósiles para incluir el gas en la taxonomía”, señaló Greenpeace, que identifica algunas de las herramientas de las citadas empresas para ampliar su influencia en Bruselas.
Tácticas en apoyo al gas y energía nuclear
La gasística Gazprom, que en el registro de transparencia de la UE no declara pertenencia a ningún grupo, buscó influencia a través filiales que son miembros de organizaciones sectoriales como la plataforma Gas Infrastructure Europe, de GasNaturally, la francesa AFIEG28 o de Brussels Energy Club (BREC), según la ONG.
En tanto la nuclear rusa Rosneft, que Greenpeace define como “la mano derecha de Putin en energía y armas nucleares”, tiene un “profundo vínculo” desde hace décadas con el grupo eléctrico francés EDF.
Esta buscó ejercer influencia en Bruselas a través de esa empresa gala pero también vía la firma conjunta ruso-finlandesa Fennovoima y mediante la Asociación Nuclear Mundial, aseguró la investigación.
Por último, la petrolera Lukoil ha sido miembro del grupo de asesoramiento y apoyo corporativo de la plataforma patronal comunitaria BusinessEurope hasta la invasión de Ucrania y sigue perteneciendo a la organización FuelsEurope.
Estos constituyen “dos importantes grupos de presión que han estado trabajando para incluir el gas en la taxonomía”, según la ONG.
“Gazprom, Rosatom y Lukoil hicieron campaña para que el gas y la energía nuclear obtuvieran la etiqueta de sostenibles de la UE, reforzando el poder geopolítico de (Vladimir) Putin y haciendo que la UE sea más dependiente de la energía rusa durante las próximas décadas”, declaró en un comunicado la responsable de Greenpeace Ariadna Rodrigo.
¿Qué es la taxonomía?
La taxonomía es un controvertido sistema concebido por la Comisión para distinguir las tecnologías sostenibles de las que no lo son a la hora de orientar las futuras inversiones en la transición ecológica en la Unión Europea.
En junio se espera que la taxonomía se vote en comisiones parlamentarias en la Eurocámara y que el texto se someta al pleno del Parlamento Europeo en julio.
La deliberación tardó años y se discutió en distintos comités técnicos.
Finalmente se tomó una decisión en diciembre de 2021.
Allí el Ejecutivo comunitario planteó finalmente que se consideren sostenibles las centrales nucleares con permiso de construcción antes de 2045.
Para las plantas de gas se acordó que lo serán aquellas que emitan menos de 270 gramos de CO2 por kilovatio hora hasta 2031.
A eso también agregaron las que generen menos de 100 gramos en el conjunto de su vida útil.
Francia defiende la energía nuclear y Alemania el gas
Esa decisión, que aún puede rechazar el Parlamento Europeo si se opone la mitad del pleno (353 diputados), fue muy criticada por las plataformas ecologistas y por algunos Estados miembros como Dinamarca, España, Austria y Luxemburgo.
Desde allí ya han amenazado con llevar a la taxonomía al Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Francia lidera el bloque que defiende la energía nuclear, que apenas genera CO2 pero conlleva otros problemas como la seguridad o los residuos radiactivos, con el apoyo de países como República Checa, Hungría o Finlandia.
Alemania no quiere considerar la energía atómica como una inversión sostenible, pero sí aboga por incluir el gas.