Aunque tiene una apariencia inofensiva, son peligrosas. Se trata de una especie de “nubes de espuma tóxica” que aparecieron en las calles sector de Los Puentes en el municipio de Mosquera, cerca de Bogotá, Colombia.
Estas “nubes” se formaron avanzando, por efecto del viento, desde un río contaminado en la zona, llegando hasta las calles e incluso patios de viviendas.
Las autoridades medioambientales atribuyen a los vertidos de una zona industrial y a los detergentes domésticos la aparición de la fétida espuma en la ciudad.
Desde hace varios años, los residentes del sector de Los Puentes en el municipio de Mosquera se han acostumbrado a la aparición de una espuma maloliente en el río Balsillas, adonde llegan aguas residuales de la capital colombiana, ubicada a unos siete kilómetros.
Gonzalo Roa, que vive en el barrio de Los Puentes desde hace 40 años, culpó a la contaminación de causar problemas respiratorios a los niños. “Llevamos muchos años con esta situación”, dijo.
Crecimiento de las nubes de espuma tóxica
Pero esta vez una temporada de lluvias inusualmente fuerte colapsó el río y las aguas cargadas con desechos de la capital de ocho millones de habitantes quedaron represadas en este punto. La “blanca pestilencia” fue creciendo hasta invadir una veintena de casas.
“Esto es producto de la contaminación, de la mala disposición de los residuos, materiales, animales muertos, basura, grasas y detergentes”, explica a la AFP Sergio Valero, director de gestión del riesgo de Mosquera, un municipio de la cuenca baja del río Bogotá, que recoge los desechos en su curso por el límite occidental de la capital.
“El olor es terrible, nos hemos tenido que aguantar muchísimo tiempo con esta espuma”, se queja Luz Mariela Gómez, líder social de Los Puentes.
Turbulencias en el agua contaminada
Según Luis Alejandro Camacho Botero, experto en hidráulica ambiental de la Universidad de los Andes, la espuma suele crearse cuando un estrechamiento del río o un puente crean turbulencias en el agua contaminada.
Problemas similares existen a lo largo de otros ríos, incluido el río Bogotá, según Camacho Botero, quien advirtió además que traerán problemas de salud pública si no se controlan.
Edwin García, director del laboratorio ambiental de la región de Cundinamarca, dijo que las autoridades están tratando de controlar y reducir el problema y han instalado una planta de tratamiento de aguas.
“Altas cargas de materia orgánica y tensoactivos”
Las autoridades aseguran que “actualmente no se presentan casos de afectación a la salud” de los vecinos. Pero Óscar Arandía, uno de ellos, asegura que se le dificulta respirar.
Valero asegura que la espuma se forma porque el Balsillas, un afluente del río Bogotá, arrastra “altas cargas de materia orgánica y tensoactivos”, como se conoce a los detergentes, lavalozas, shampoos y otros productos de aseo doméstico que terminan en las alcantarillas.
La exposición prolongada a estos químicos puede producir daños a la fauna acuática e irritación en la piel humana, según estudios científicos.
Varias canteras, cultivos de flores y zonas residenciales de las afueras de Bogotá vierten sus desechos sin tratar al Balsillas, advierte en varios documentos la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), autoridad ambiental de la zona.
Mientras tanto, la fétida espuma sigue creciendo y ya obstruyó el camino que lleva a la escuela de la zona.
“Corremos peligro. Llega a caerse alguien ahí y no lo podemos encontrar”, advierte Luz Mariela Gómez momentos antes de resbalar en la masa blanca y levantarse asqueada.