Este martes a las 09:00 horas partió la primera Conferencia de las Partes (COP1) del Acuerdo de Escazú en la sede de la Cepal en Santiago.
“Emocionada de estar en la apertura de la COP1 de Escazú. Chile hoy es observador y anfitrión, esperamos que pronto seamos parte”, dijo la ministra de Medio Ambiente Maisa Rojas.
En la ceremonia habló el presidente Gabriel Boric, que aprovechó el momento para enviar un mensaje al Congreso.
Allí dijo confiar que los parlamentarios atenderán esta urgencia porque, a su juicio, “hemos dejado pasar mucho tiempo”.
Es justamente el Congreso el que debe votar a favor del documento para ratificar el tratado y hacer de Chile miembro de este.
“Cuando se quema una parte del Amazonas o se acelera el derretimiento de un glaciar en la Patagonia no es el Estado chileno, el Presidente de turno, el que sufre, toda la humanidad”, afirmó.
“Tenemos una responsabilidad que no es posible abordar solamente desde los Estados nación. Es muy importante que volvamos, a propósito de la pandemia, a entender un principio muy básico: o nos salvamos juntos o nos hundimos por separado”, agregó el Mandatario.
Tras ello, Boric dijo esperar que con Escazú Chile “se sitúe en América Latina”.
“Creo que es importante que los países del sur global podamos tener voz ante los países desarrollados”, complementó el Gobernante, que criticó que el éxito de algunos sea la condena de muchos otros.
“Es imperativo que sean los propios pueblos los que determinen sus horizontes, prioridades y que la distribución de cargas y beneficios no solo sea equitativa sino que provenga de una decisión colectiva. Por eso acceso oportuno a la información de procesos que afectan la vida de las personas y la participación respecto de decisiones que amenazan la subsistencia de comunidades es importante”, subrayó.
La COP1 se extenderá hasta el viernes 22 de manera híbrida, con algunos participantes presenciales y otros de forma remota, vía internet.
Alabanzas y críticas
Quienes apoyan el Acuerdo de Escazú alaban que sea el único tratado en el mundo que defienda abiertamente y se comprometa a cuidar a activistas medioambientales.
Sumado a eso destacan que garantice el derecho de acceso a información ambiental, la participación pública en procesos de toma de decisiones ambientales, el acceso a justicia en asuntos ambientales más la creación y el fortalecimiento de las capacidades y cooperación contribuyendo a la protección del derecho de generaciones presentes y futuras a vivir en un medio ambiente sano.
Sus opositores, en tanto, sobre todo en Chile, critican que el artículo 11 nos signifique problemas territoriales con Bolivia.
Bajo el título de “cooperación”, el Acuerdo de Escazú obliga a las partes a prestar “especial consideración a los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo de América Latina y el Caribe”.
Al ser jurídicamente vinculante, muchos temen que Bolivia nos lleve a La Haya nuevamente para lograr un acceso soberano al Pacífico, algo que el mismo tribunal descartó en 2018.
Particularmente esa parte del documento llevó al segundo gobierno de Sebastián Piñera a desechar la idea, aunque justamente fue su primera gestión la que impulsó la medida junto a Costa Rica.