La dura sequía ha intensificado el interés por instalar plantas desaladoras en aquellas zonas del país más afectadas por la crisis hídrica.
Antofagasta y Atacama son algunos de estos lugares que hoy disponen de esta tecnología ya no sólo para la operación minera, sino también para el consumo de agua potable.
La región de Coquimbo es parte de esos territorios que, producto de más una década de sequía, reúne todas las condiciones para disponer de una desaladora, proyectos con los que se busca contribuir a la disponibilidad de agua para el consumo humano, principal demanda ante la escasez hídrica.
Actualmente existen en la región varios proyectos que están en análisis, algunos en proceso de estudio por el Ministerio de Obras Públicas y otros aún en diseño, pero con miras a ponerse en operación, ojalá dentro de esta década.
Los proyectos en el MOP
Al respecto, el seremi de Obras Públicas, Luis Felipe Muñoz, explicó que en relación a la región, existen dos iniciativas que van en esta línea.
La primera, desarrollada por la Dirección de Obras Hidráulicas, consiste en abastecer a través de este mecanismo a los sistemas rurales con déficit, en localidades de la provincia del Limarí, como Combarbalá, Monte Patria, Ovalle y Punitaqui.
“En ese sentido, es que hemos estado avanzando, para poder concretar los estudios que permitan hacer posible esta solución”, detalla.
Otra iniciativa que está siendo analizada por el MOP, es de carácter privado y está declarada como de interés público, la cual se desarrolla a través de la Dirección General de Concesiones.
Se trata del “Sistema de Desalación Multipropósito”, y cuyo trabajo está siendo llevado a cabo por la empresa chilena CKC junto a la firma internacional AAGES.
“Este proyecto, consiste en la construcción de una o más plantas desaladoras, dependiendo de la demanda, para abastecer de agua para el consumo”, indicó Muñoz.
“Esperamos que dentro de los próximos días el proponente presente los términos de referencia para iniciar los estudios que permitan identificar las mejores alternativas para su ubicación”, señaló el seremi.
Otras dos iniciativas que se proyectan para la zona
Además de estos proyectos hay otras iniciativas que se están impulsando, dos de las cuales aún están en etapa de estudios y la otra, de Minera Los Pelambres –cuya agua está destinada sólo a uso industrial- está en plena fase de construcción.
Respecto a las dos primeras, que apuntan a la producción de agua potable, destaca en primer lugar el proyecto de desaladora de la sanitaria Aguas del Valle.
Ésta busca respaldar el consumo humano de agua potable para las comunas de La Serena y Coquimbo en una primera etapa y, luego, de ser requerido, para otras localidades de la región.
En su primera fase producirá entre 200 y 600 litros por segundo, para llegar en un futuro a 1.200 litros por segundo. Y según el calendario que maneja la empresa, esperan presentar el proyecto a Evaluación Ambiental este año, mientras que la entrada en operación está prevista para 2025 o 2026.
El otro proyecto denominado “Azul, Energía y Agua”, es impulsado por la firma de origen estadounidense Oceanus Chile, empresa cuyo rubro es el desarrollo de infraestructura energética sostenible.
La iniciativa tiene como principal característica integrar en su funcionamiento tres tecnologías: desalación de agua de mar por osmosis inversa, almacenamiento de energía mediante una central hidráulica de bombeo, y generación de energía renovable.
Se espera pueda producir hasta 1.200 litros por segundo de agua para los habitantes de la región, además de almacenar hasta 185 MW de energía a través de la central hidráulica de bombeo.
Aunque, se encuentra aún en etapa de desarrollo, realizando estudios técnicos, económicos y ambientales, estimándose su ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental este 2022.
Una importancia creciente
Para Carlos Foxley, presidente de la Asociación Chilena de Desalinización, Acades, el contexto de cambio climático y disminución de precipitaciones ha sido decisivo para el crecimiento que esta industria ha mostrado en una gran cantidad de países, y que por cierto, Chile no es la excepción.
“En el caso de Chile, regiones como Coquimbo y Valparaíso vienen sufriendo un déficit de lluvias sumamente alto y ya vamos al año 14 con esta situación”, aseguró.
“Hay menos agua, hay menos nieve en la cordillera, los glaciares han disminuido, hay temperaturas más altas que aceleran la evaporación, y por lo mismo, hay que buscar fuentes alternativas de agua y ahí hay básicamente tres”, explica.
Entre ellas se cuenta el ahorro de agua, inversión en infraestructura y por supuesto, la construcción de plantas desaladoras.
Según Foxley, esto último es una “fuente infinita de agua para la cual hoy existe el desarrollo tecnológico como para poder desalinizarla a costos razonables cuidando el medio ambiente y no dependiendo de la hidrología”.
“No podemos esperar a tener racionamiento”
Foxley destacó que esta tecnología está probada, pero advirtió que su implementación toma varios años, por lo que la recomendación es apurarse.
“No podemos esperar a tener racionamiento, ya no queda más tiempo, debemos actuar ahora. Ello porque hay que hacer estudios, hay que tramitar permisos, hay que obtener concesiones, y todo eso significa 6, 7 u 8 años”, dijo.
“Entonces estamos preparándonos un poco tarde y particularmente la Región de Coquimbo”, señaló.
Además, sobre la calidad del agua desalada, uno de los resquemores que existe con esta tecnología, el ejecutivo desestimó estas aprensiones.
“El agua de mar desalada normalmente es de mejor calidad que el agua existente en muchos pozos e incluso ríos que se utilizan como fuente tradicional de agua potable”, aseveró.
Ello explica, porque este tipo de agua se puede procesar “a pedido”, es decir, con diferentes tipos de tratamientos para obtener un producto de alta calidad.