La Viña Tarapacá presentó su plan para mejorar la calidad de sus plantaciones en el fundo “El Rosario”. Este apunta a mejorar la condición de la biodiversidad para lograr mayor identidad de origen a los vinos que producen.
BioBioChile llegó hasta el terreno ubicado en el Valle del Maipo para conocer la iniciativa. El fundo específicamente está entre el río Maipo y el cordón montañoso de los Altos de Cantillana, cuyos cerros actúan como murallones para formar un “clos natural” que protege las 2 mil hectáreas de viñedos.
Allí, la Viña Tarapacá presentó su Master Plan de Biodiversidad, que busca aplicar buenas prácticas de agricultura sustentable, bajo un nuevo modelo para mantener el ecosistema en equilibrio.
La idea era mostrar el trabajo que desde hace algunos años realiza Tarapacá para mantener una conversación entre la fauna nativa del lugar, la flora y la uva, para así lograr una mejor fruta que entregue mayor identidad de origen a los vinos que allí se producen.
La biodiversidad en Viña Tarapacá
En 2015 se terminó un estudio en el fundo de la viña, el que arrojó que había poca biodiversidad en el lugar. Esto ya que se encontró que había poca fauna y pocos insectos, en su mayoría enemigos.
“Empezamos a mirar el campo y teníamos muy poca biodiversidad. Cuando estabas en un lugar no escuchabas pajaritos, no veías lagartijas. Dijimos ‘algo no está funcionando acá’”, dijo Sebastián Ruiz, enólogo jefe de Viña Tarapacá.
Para mejorar la condición del terruño, también llamado terroir, el profesional contó que hicieron una restauración activa, instalando corredores biológicos que van desde los cerros hasta el río, para facilitar el transporte de la fauna.
Estos están compuestos de plantaciones con especies nativas endémicas, acompañados de rocas. Su instalación generó la aparición de mayor cantidad de insectos y también la llegada de animales como lagartijas. A ello también se sumó la eliminación de especies exóticas de los cerros como eucaliptos y olivos.
“El corredor biológico te permite generar un lugar seguro para la flora y la fauna, para que haya movimientos de poblaciones, haya reproducción… Y como es una flora nativa endémica genera beneficios porque son parte del ecosistema”, explicó.
También se comenzó a realizar restauración pasiva, que se traduce en no replantar un sector hasta que se restaure su flora y fauna natural. Y además, se instalaron coberturas vegetales en las plantaciones, las que incorporan nutrientes y permiten mantener la humedad, sobre todo en los tiempos de sequía que afectan a la zona central del país.
Ruiz señaló que la reincorporación de vegetación nativa aporta una mayor vida al suelo para fortalecer los ciclos de nutrientes. Esto entrega “un carácter más territorial al vino en el largo plazo. Al mismo tiempo, un viñedo en equilibrio, logra una larga durabilidad de la parra, lo que sostiene la calidad de producción a largo plazo, promoviendo un cambio en el paradigma de los procesos en el viñedo”.
“Nuestro objetivo es sensibilizar y compartir buenas prácticas de agricultura sustentable en favor de la enología y del planeta. Sabemos que es un camino que va a traer beneficios y sostenibilidad de largo plazo. Estamos adoptando un nuevo modelo de gestión agrícola para mantener los servicios ecosistémicos en equilibrio y visibilizar la relevancia de la conservación en las áreas productivas”, agregó.
Para mejorar la biodiversidad en la Viña Tarapacá, se planea la reintegración de 110 hectáreas de vegetación nativa que se desglosan así: 40 con corredores biológicos y 70 en un proceso de restauración pasiva. Hasta el año pasado, el plan iba en 12 y 22 hectáreas, respectivamente.
Visitas
A raíz de la pandemia, y luego que comenzaran a flexibilizarse las medidas sanitarias, desde Viña Tarapacá comentaron que aumentó la cantidad de turistas nacionales que visitan el fundo, en una actividad que antes era dominada por extranjeros.
Si te interesa realizar una visita al fundo, se pueden reservar distintos recorridos que que incluyen tour, almuerzo, degustación y/o traslado.
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