La demanda global de carbón, que se redujo por la pandemia aunque menos de lo que se había anticipado, se va a recuperar con creces en 2021 con un aumento del 6%.
Y desde 2022 esta se situará en niveles récord que hacen casi imposible cumplir con los objetivos para limitar el cambio climático.
Este es el escenario negro que presenta en su informe anual sobre el mercado del carbón la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
El texto puso de relieve que la clave del futuro está en China: el gigante representa más de la mitad del consumo mundial.
Pero esto también incluye a India, con la que suman dos terceras partes.
Adiós Acuerdo de París
“Sin una acción fuerte e inmediata de los gobiernos para hacer frente a las emisiones del carbón tendremos muy pocas posibilidades, si hay alguna, de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados”, advirtió el director ejecutivo de la agencia, Fatih Birol.
Los primeros meses de la pandemia en 2020, con la economía china parada en buena medida, hicieron pensar que la utilización del carbón, que es el principal combustible causante del calentamiento global, podría desplomarse a un ritmo de dos dígitos.
Las cosas no fueron así.
China se recuperó en la última parte del año y su apetito por el carbón subió un 1% en el conjunto de ese año.
Teniendo en cuenta el peso relativo del gigante asiático, el descenso en todo el mundo se limitó al 4,4%.
Aunque en términos relativos hubo hundimientos del 20% en Estados Unidos y en la Unión Europea.
Limitar a 1,5°C el alza de las temperaturas es el principal objetivo del Acuerdo de Paris, de la COP de 2015.
Precios del gas favorecen al carbón
Los altísimos precios del gas natural están favoreciendo que se recurra al carbón como sustituto para generar electricidad, con un incremento del 9% para ese uso.
Eso significa que en términos absolutos nunca se habrá utilizado tanto carbón para producir electricidad (10.350 teravatios hora).
Eso aunque su cuota del 36% sea cinco puntos porcentuales menor que la del máximo histórico de 2007.
Los autores del informe estimaron que la demanda china de carbón va a seguir creciendo en los tres próximos ejercicios a un ritmo medio del 1,1% anual.
Esta irá dirigida esencialmente a la electricidad porque la expansión de las capacidades para generar con energías renovables, la mayor del mundo, o con centrales nucleares no va a ser suficiente para cubrir su tirón económico.
Con 4.266 millones de toneladas en 2024 de un total de 8.031 en todo el mundo, China continuará siendo también en cifras absolutas el principal causante del alza mundial (135 millones de toneladas más entre 2022 y 2024), seguido de cerca por India, donde se espera una progresión anual del 3,9%, hasta 1.185 millones.
En India, el peso del carbón en la producción de electricidad incluso va a incrementarse este año.
¿Cuánto? Pasará al 74%, frente al 72% de 2020.
Por si fuera poco, su gobierno tiene planes para invertir decenas de miles de millones de euros en otros usos del carbón para los próximos años.
Esos dos gigantes y otros países asiáticos se comerán muy ampliamente los descensos que se esperan durante ese periodo en Estados Unidos (-15%) y más todavía en la Unión Europea (-18%).
¿Y Estados Unidos y Europa?
En estos dos bloques del mundo desarrollado, la progresión en el uso del carbón que se está observando en 2021 es puramente coyuntural.
¿La razón? Por efecto de la recuperación tras el bache de la crisis.
Además, como alternativa temporal al gas, con un precio por las nubes.
Es decir, el escenario actual no modificará las tendencias que se han venido observando desde hace años.
La AIE insiste en que se está ensanchando la brecha entre las declaraciones políticas de países que prometen alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de CO2 y la realidad del mercado del carbón.
En particular porque no se están poniendo fondos suficientes para energías y tecnologías limpias.