Chile y China están avanzando en la firma de un convenio para combatir la desertificación y el cambio climático.
En concreto, la idea está siendo trabajada entre la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y el Servicio de Bosques y Praderas de China.
Ahora, la idea espera su ratificación, lo que podría ocurrir en enero.
En la última reunión realizada, a principios de diciembre, se definió un programa de trabajo con nueve pilares.
Estos son promoción forestal, tecnología, control de la desertificación y plagas.
A eso se suman incendios forestales, comercio internacional de especies amenazadas (incluidas en Cites), capital humano y promoción del comercio de celulosa y papel.
En definitiva, el convenio contempla acciones como el intercambio de experiencias en el proceso de desarrollo forestal para pequeños y medianos propietarios de bosques.
Eso también incluye a asociaciones indígenas más parques y reservas nacionales para el enriquecimiento de especies nativas, como proceso de adaptación al cambio climático.
“Lo que se busca finalmente es traspasar todos estos conocimientos y técnicas a las comunidades rurales para que enfrenten con mejores herramientas los desafíos que tenemos como país ante el cambio climático”, señaló Rodrigo Munita, director de Conaf.
Origen de la idea
La idea nació en 2018 luego que una delegación china visitara la labor realizada por Conaf en la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal, en la Región de Tarapacá.
Allí se realizaban iniciativas para controlar en esta área silvestre protegida los avances de la desertificación.
En la zona, el trabajo se concentra en reforestación y uso eficiente de los recursos, especialmente el hídrico, en conjunto con las comunidades aledañas.
En 2019 se continuaron con las conversaciones y reuniones para abordar todos los campos que pudiera abarcar el convenio.
Tras la gira presidencial de ese mismo año se estableció un plan de trabajo que, si bien se vio afectado por la pandemia, se retomó en 2020 a través de reuniones en línea.
Actualmente, el acuerdo ya está en manos del Ministerio de Agricultura y la Agregaduría Agrícola de Chile en China.