Japón registró en su año fiscal 2020 sus menores emisiones de gases de efecto invernadero hasta la fecha a causa de la pandemia de covid-19.
El sector industrial redujo sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) vinculadas al uso energético en un 8,3%.
Por su parte, la disminución fue del 10,2% en el sector transportes y del 4,1% entre los proveedores de servicios.
Por el contrario, las emisiones contaminantes de los hogares se incrementaron en dicho período un 4,9%.
Eso en un aparente reflejo del aumento del teletrabajo y de las clases virtuales por la pandemia.
¿Cómo actuó el sector energético japonés en 2020?
En lo que respecta al mix energético japonés, las renovables se incrementaron hasta suponer el 19,8% de las fuentes de energía empleadas en el país, gracias a la expansión de la fotovoltaica.
Las centrales nucleares generaron el 3,9% de la electricidad en el país.
Allí, la mayoría de los reactores atómicos permanecen apagados tras el endurecimiento de las regulaciones de seguridad a raíz del accidente de Fukushima, en marzo de 2011.
La cuota de los combustibles fósiles como el carbón, que suponen actualmente la principal fuente de producción energética en el archipiélago asiático, disminuyó un 1% interanual en 2020, hasta situarse en el 31%, de acuerdo al informe.
Finalmente, el Gobierno detalló que el uso de hidrofluorocarbonos aumentó un 4,4 % interanual.
Cambio en las emisiones de Japón
En total, Japón emitió 1.149 millones de toneladas de dióxido de carbono en el ejercicio que se prolongó hasta el 31 de marzo de 2021.
Se trata de un 5,1% interanual menos y el quinto año de disminución y emisiones mínimas desde que se empezaron a registrar estos datos, en 1990.
Lo anterior fue informado este viernes por el Ministerio de Medio Ambiente japonés.
Se trata del mayor ritmo de disminución de los últimos siete años, según las cifras preliminares.
Entre el ejercicio de 2013 y 2020, las emisiones niponas se redujeron un 18,4%.
Sin embargo, eso todavía está lejos del objetivo de recortar su volumen en un 26% para 2030.
Aquello en línea con lo establecido en el Acuerdo de París y la ambiciosa meta nacional de llegar a reducirlas en un 46%, revisada en abril por el Gobierno.
