Nuevamente, cientos de barcos chinos se aproximan a los límites de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Galápagos.
De acuerdo a estimaciones de Milko Schvartzman, el mayor especialista en el estudio de las flotas asiáticas en América Latina, es probable que se trate de una flota tan grande como la que el año pasado escandalizó al mundo entero y llevó a que el gobierno de Ecuador creara una comisión para idear una estrategia de protección para las islas Galápagos.
El pronóstico de Schvartzman se basa en dos evidencias concretas: más de 100 barcos chinos han cruzado desde el Atlántico hacia el Pacífico y allí se han reunido con una extensa flota que ya estaba en el área pescando.
Imágenes satelitales recientes muestran cómo “se están trasladando de oeste a este con dirección a las Galápagos, con lo cual en las próximas semanas ya van a estar sobre el borde de la ZEE del archipiélago”, indicó.
Hasta la tercera semana de julio los barcos se encontraban a unas 400 millas de la ZEE de Galápagos, aseguró el comandante de operaciones navales de la Armada de Ecuador, John Merlo.
Podría pensarse que mientras estén en aguas internacionales — y, por lo tanto, no estén cometiendo una ilegalidad — no representan un peligro, sin embargo, científicos y conservacionistas consideran que su sola presencia en las fronteras de uno de los santuarios marinos más importantes del mundo debería encender las alarmas, considerando el posible impacto que podrían generar a la biodiversidad local.
La Coordinadora Ecuatoriana de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (Cedenma) presentó un reclamo ante el Ministerio de Relaciones Exteriores para que Ecuador exija que se apliquen mecanismos internacionales para poder controlar la pesca en aguas internacionales.
Organizaciones exigen mayor proactividad
Un primer barco ya pasó cerca de la ZEE de Galápagos.
Según precisó el comandante Merlo, la nave navegó desde el Atlántico hacia el Pacífico, cruzando por el Estrecho de Magallanes.
Pasó alejado de la costa chilena, luego cercano al mar territorial peruano, para finalmente llegar al sector de Galápagos.
Sin embargo, el oficial precisó que no se detuvo en la zona sino que “se mantuvo en tránsito hacia el área donde se encuentra el grueso de los buques pesqueros”.
Ese barco es el Shunxin18, pero también podría decirse que se trata del Shun Xing 18 o del Shun Hang 18.
En efecto, Schvartzman explicó que las flotas chinas suelen usar distintas estrategias para no ser detectadas cuando están cometiendo una ilegalidad.
La más conocida es apagar el sistema satelital, otra es que varias naves usen un mismo número de identificación y una tercera es que un mismo barco se registre con distintos nombres — aunque muy similares entre ellos — para confundir a las autoridades.
“Yo no sé por qué lo han hecho”, confiesa Schvartzman, aunque asegura que “es una falta de transparencia clara”.
De hecho, sostiene que para evitar que se comentan ese tipo de situaciones que pueden ser “trampas” para burlar los mecanismos de control, “lo que se busca es el registro único de embarcaciones, o sea, que haya un solo número por cada embarcación y que sea más difícil de manipular o duplicar o transgredir”, dice el experto.
“Es una iniciativa que se está llevando a cabo dentro de las Naciones Unidas para que los países lo hagan de manera voluntaria”, agrega.
“Lamentablemente es algo voluntario y China es uno de los países que no se adhiere a esto”, expandió Schvartzman.
Para asegurarse de que ni el Shunxin18 ni ninguno de los barcos que componen esta enorme flota pesque ilegalmente en mar ecuatoriano, la Armada de ese país desplegará, adicionalmente al control que realiza de manera permanente, vigilancia aeromarítima si es que las naves extranjeras se acercan a las 100 millas del límite de la ZEE de Galápagos, aseguró el comandante Merlo.
Además, si es que la aproximación es a menos de 50 millas la vigilancia se complementará con guardacostas oceánicos.
No obstante, expertos aseguran que ninguna de esas medidas es suficiente puesto que los animales no saben de fronteras y las especies protegidas de Galápagos, sobre todo aquellas que son migratorias como el tiburón martillo (Sphyrna lewini) en peligro crítico, el tiburón ballena (Rhincodon typus) en peligro o distintas especies de tortugas marinas, muchas de las cuales también se encuentran amenazadas según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, quedan expuestas a ser capturadas por los barcos que pescan en aguas internacionales.
Si bien ese peligro es constante, la llegada de las flotas chinas, debido a su magnitud y a su enorme capacidad de pesca, agudizarían el problema.
Ecuador intenta regular algo
Además, “el calamar (el principal objetivo de pesca de esta flota china) es un grupo funcional muy importante en el ecosistema marino”, indicó Alex Hearn, vicepresidente de la ONG Migramar, a Mongabay Latam.
Así, si es que este recurso se reduce “puede haber impactos ecológicos”, advirtió el biólogo marino. De hecho, esta especie “es la comida principal del tiburón martillo”, agregó.
La llegada el año pasado de las flotas chinas a los límites de Galápagos reactivó la discusión internacional sobre la necesidad de regular la pesca en alta mar o aguas internacionales, una zona considerada el lejano oeste de los océanos.
Un lugar prácticamente sin ley donde nadie sabe qué, cuánto ni cómo pescan los barcos.
Una de las iniciativas que se generaron entonces fue la creación, por parte del gobierno ecuatoriano, de una comisión para idear una estrategia de protección para las islas Galápagos.
Sin embargo, el abogado Ricardo Crespo, que es parte de la Coordinadora Ecuatoriana de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (Cedenma), asegura que “eso quedó en nada”.
La Cedenma presentó el 5 de julio un reclamo ante el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana en el que se precisa que el Estado ha incumplido con su obligación de proteger los recursos marítimos del país al omitir llevar a cabo una efectiva estrategia legal y diplomática que detenga o desaliente las actividades extractivas que realizan las flotas extranjeras en las zonas adyacentes al mar territorial ecuatoriano.
Según explicó el Crespo, “lo que busca el reclamo es lograr que el Estado sea más proactivo en exigir que se apliquen los mecanismos internacionales para poder hacer algún tipo de control en las aguas internacionales”.
Uno de esos mecanismos sería solicitar a la Corte Permanente de Arbitraje de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar (Convemar) “que se apliquen medidas provisionales para que los barcos de pabellón que están afectando ambientalmente a las zonas, tengan que presentar reportes de pesca, llevar observadores y ser inspeccionados”, dice Crespo.
Según el abogado, realizar esa solicitud es posible debido a que “la Convemar establece como obligación general proteger y preservar el medio marino, sin limitar su ámbito de aplicación”.
De hecho, según precisa el reclamo, “la Corte Permanente de Arbitraje ha señalado que dicha disposición se debe interpretar como un deber de proteger y preservar el medio marino que aplica tanto dentro de las jurisdicciones nacionales como fuera de ellas”.
Otro mecanismo, sostiene la Cedenma, es que Ecuador tenga una actitud más proactiva en la Organización Regional de Ordenación Pesquera (OROP) del Pacífico Sur, la instancia intergubernamental encargada de administrar los recursos pesqueros jurel y pota en las aguas internacionales de esa región del océano.
Según detalló Crespo, Ecuador debería tener una posición más firme para que la OROP exija a las flotas asiáticas que instalen observadores a bordo y haga inspecciones en alta mar.
“Para activar esos mecanismos se requiere de mayor voluntad política, de una actitud proactiva ante los tratados internacionales y Ecuador ha sido muy tímido. Tiene una posición débil”, dice Crespo.
La posición de Ecuador en las negociaciones internacionales
En 2020 se cumplió el plazo para alcanzar la meta 14.6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: prohibir los subsidios que contribuyan a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, así como a la sobreexplotación pesquera.
Se trata de un importante punto en lo que respecta a la presencia de la flota asiática en América Latina, debido a que esta opera lejos del mar territorial de China gracias a los subsidios que recibe del Estado.
Un estudio publicado en 2019 en la revista científica Marine Policy estableció que, a nivel mundial, los gobiernos destinan US$35 mil millones anuales en subsidios a la pesca.
De ellos, US$22 mil millones son dañinos, es decir, que contribuyen a la sobrecapacidad pesquera.
Entre ellos está el combustible, la construcción de barcos o el equipamiento. De esos subsidios considerados dañinos, cerca de US$6 mil millones, es decir, una tercera parte, los entrega China.
El 15 de julio, la Organización Mundial de Comercio (OMC) se reunió en una sesión virtual durante la cual los países iban a intentar llegar a un acuerdo para cumplir con los compromisos de desarrollo sostenible.
Ernesto Fernández, encargado de asuntos relacionados con la reducción de las subvenciones a la pesca perjudicial de la organización The Pew Charitable Trusts, y que participó de la discusión en la OMC, explicó a Mongabay Latam que el texto que se está trabajando consta de tres pilares.
El primero busca prohibir los subsidios a aquellos barcos que pescan ilegalmente, de manera no declarada y no reglamentada.
El segundo busca también prohibir los subsidios cuando los recursos que se pretenden capturar están sobreexplotados.
El tercero, por su parte, tiene que ver con la prohibición a los subsidios que contribuyan a la sobrepesca y la sobrecapacidad, por ejemplo el combustible o la fabricación de barcos.
Sobre los dos primeros la discusión está bastante avanzada, aseguró Fernández, pero es en el tercer pilar donde se concentra el debate.
¿Dónde está el debate?
Sobre ese eje, uno de los puntos más importantes en discusión es si los barcos deben o no ser subsidiados por los países cuando operan dentro del territorio marítimo de una Organización Regional de Ordenación Pesquera (OROP).
Las OROP son instancias intergubernamentales, distribuidas en todo el mundo, que están al mando de administrar ciertos recursos pesqueros en aguas internacionales.
Los representantes de los países que pertenecen a la OROP del Pacífico Sur, por ejemplo, se encargan de administrar la pesca de jurel y pota dentro de su área de acción.
¿Qué se espera de las OROP?
Se espera que estas instancias se encarguen de asegurar un aprovechamiento sostenible de los recursos dentro de ese territorio en altamar.
En la práctica, no obstante, según sostienen diversos expertos y organizaciones, la OROP del Pacífico sur no ha logrado controlar problemas como la sobreexplotación pesquera por parte de las flotas chinas.
Por lo tanto, si se acuerda que se sigan otorgando subsidios a las flotas extranjeras cuando estas operan en una OROP, China podría continuar subsidiando a la flota que pesca calamar en los límites de la ZEE de Galápagos y “seguirá ocurriendo lo que está ocurriendo ahora, que es prácticamente un descontrol”, lamentó Schvartzman.
Pese a ello, lo que sorprende a especialistas como Schvartzman y Fernández de Pew Trust es que Ecuador no está dispuesto a que se prohíban los subsidios a la pesca en las OROPs.
De hecho, “de todos los países latinoamericanos, Ecuador es el que tiene la posición más débil en la OMC y sería importante que tuviera una posición de las más activas o proactivas de Latinoamérica”, insistió Schvartzman.
Mongabay Latam le preguntó a la Misión Permanente de Ecuador ante la OMC si efectivamente apoya la propuesta que se sigan dando subsidios pesqueros a los barcos que pescan al interior de las OROP.
Hasta la publicación de este artículo, este medio no recibió respuesta al respecto.
La expectativas sobre la reunión del 15 de julio eran avanzar en el texto final para que pueda ser finalmente aprobado durante la conferencia ministerial de la OMC que se llevará a cabo el 30 de noviembre.
Este artículo fue publicado originalmente en el medio de comunicación de noticias ambientales Mongabay Latam.