La región de Los Lagos tiene una importancia fundamental en la producción nacional de leche y carne, aportando el 54% y 26% respectivamente a nivel país. Sin embargo y de acuerdo a los registros pluviométricos de los últimos 30 años, ha existido una importante disminución en las precipitaciones, a razón de 3,7 mm/año en las provincias de Osorno y 8,5 mm/año en Llanquihue.
Esto podría implicar, por un lado, una disminución en la productividad de las praderas cercanas al 25%, especialmente en la zona costera de las comunas de Los Muermos y San Juan de la Costa, Purranque, Frutillar, Osorno y Río Negro, y por otro, una anticipación en las fases fenológicas de la pradera, lo que provocará una acumulación de una mayor cantidad de biomasa durante el período de primavera, lo que generará una evidente disminución productiva en el verano.
Ante este escenario, es que el Centro de Información de Recursos Naturales, Ciren, junto al apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria, FIA, ejecutaron un estudio denominado “Impacto de la variabilidad climática interanual sobre la producción de forraje y la capacidad sustentadora animal en las praderas de las provincias de Osorno y Llanquihue”.
Sus objetivos fueron conocer la situación forrajera proyectada, para gestionar la alimentación del ganado frente a los nuevos escenarios climáticos y con ello también realizar un adecuado ajuste de la masa ganadera y estimar las condiciones climáticas futuras (periodos 2035-2045 y 2046-2055) de manera de conocer los posibles escenarios a los cuales se verá enfrentada la productividad de la pradera.
“El cambio climático ha impactado de manera muy severa al sector silvoagropecuario y por ello es indispensable desarrollar estudios que permitan observar la nueva realidad y proyectar lo que ocurrirá a futuro. La región de Los Lagos ha sido impactada con una serie de modificaciones al clima, lo que incide de manera directa en los cultivos y particularmente en las praderas. Este proyecto por una parte genera estimaciones climáticas, pero también, incluye un análisis de costos de producción de la pradera en base a los niveles de fertilidad de suelo y el potencial productivo de tres especies suplementarias: maíz silo, ballica ciclo corto y nabo forrajero”, explicó el director ejecutivo de Ciren, Félix Viveros.
En tanto, para el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, “el poder tener información fidedigna para la toma de decisiones resulta fundamental en el contexto que nos encontramos hoy de cambio climático, donde la agricultura enfrenta un sinfín de desafíos, además del hecho que el sector debe producir más alimentos, con la característica de frescos, nutritivos e inocuos. A ello se suma la menor disponibilidad de recursos hídricos y de tierra, siendo la innovación una herramienta vital para anteponerse a estos posibles escenarios y así lograr un incremento productivo de menor impacto ambiental”.
De acuerdo con los resultados del análisis, la estacionalidad productiva de las praderas se verá afectada por escenarios futuros de cambio climático, aumentando la proporción de forraje producido en los meses de primavera y disminuyendo considerablemente la disponibilidad de forraje en el período estival, producto del aumento del déficit hídrico, del período seco, de las temperaturas extremas y de la radiación solar. Este fenómeno va en aumento en la medida en que avanzan los años en el período analizado (2035-2064).
Esta disminución en la productividad de la pradera incidirá directamente sobre la capacidad de carga animal, donde aquellos sistemas basados solo en el pastoreo directo deberán requerir una mayor cantidad de alimento suplementario para no reducir la rentabilidad de su explotación.
“El incremento en la variabilidad climática inter- e intra- anual en la zona en estudio y, por tanto, en la productividad de las praderas, genera la necesidad de contar con herramientas de gestión predial que permitan monitorear el crecimiento de las praderas, idealmente en tiempo real (mediante modelación), y así contar con información que les permita a los productores y asesores prediales tomar medidas de manejo tendientes a disminuir la incertidumbre en la construcción de los balances forrajeros”, Luis Piña, ingeniero agrónomo Mg. Dr. especialista en manejo praderas y pasturas.
La disminución de los eventos de heladas y el incremento paulatino de las temperaturas hará posible la incorporación de nuevas zonas al establecimiento por ejemplo de maíz para ensilaje, que permitirá diversificar la oferta de forrajes.
Para conocer toda la información de este estudio, recomendaciones y análisis para especies suplementarias; maíz silo, ballica ciclo corto y nabo forrajero, ingresa a ingresa a partir del 10 de julio a www.ciren.cl/visualizadores o http://praderasproductivas.ciren.cl.
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