La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza —organismo que elabora el inventario más completo del estado de conservación de animales y plantas a nivel mundial— actualizó su Lista Roja de Especies Amenazadas. Las noticias no son buenas para las especies marinas, especialmente para los tiburones y rayas, ya que si a nivel global en 2014 había 25 especies en Peligro Crítico hoy son 68 las que están en esa categoría. Además, las especies En Peligro pasaron de ser 43 a 97. En total, son 316 especies de tiburones, rayas y quimeras que están ahora en peligro de extinción.
Siete de las ocho especies de tiburones martillo (género Sphyrna) están ahora amenazadas: cinco están en Peligro Crítico, una está En Peligro y una Vulnerable. De las 22 especies de angelotes (género Squatina), 13 están en la cuerda floja: siete en Peligro Crítico, tres En Peligro y tres Vulnerables. La mantarraya gigante (Mobula birostris), especie ícono de áreas marinas protegidas como Revillagigedo en México o Machalilla, en Ecuador, donde se encuentra la población de esta especie más grande del mundo, pasó de estar Vulnerable a En Peligro.
El caso más crítico es del “tiburón perdido” (Carcharhinus obsolerus) que habita en el Mar de China Meridional y que se registró por última vez en 1934. Según la actualización de la lista roja, posiblemente esté extinto.
En Sudamérica, Chile es uno de los países que reúne la mayor cantidad de especies que empeoraron su estado de conservación o que pasaron de no tener información suficiente para ser evaluadas, a ser clasificadas en Peligro y En Peligro Crítico, dijo a Mongabay Latam el Director Regional del Grupo de Expertos en Tiburones para Sudamérica de la UICN, Carlos Bustamante. “Ahora son 35 las especies de tiburones y rayas en Chile que están Vulnerables, En Peligro o En Peligro Crítico de Extinción”, dice el experto, quien asegura que la principal razón por la que todas esas especies están amenazadas es la sobrepesca y que “si no hacemos nada, en menos de dos generaciones estas poblaciones desaparecerán”.
¿Cuáles son las especies en peligro y qué se está haciendo por ellas en Chile?
Tiburones en peligro
Cinco especies de tiburones que habitan en el mar de Chile pasaron a estar en Peligro Crítico de Extinción. Se trata del tollo fino (Mustelus mento), el tollo común (Mustelus whitneyi), el tollo manchado (Triakis maculata), el cazón (Galeorhinus galeus) y el angelote chileno (Squatina armata). A esa lista se suma el tiburón martillo (Sphyrna lewini), que ya estaba considerado en Peligro Crítico. Además, 12 especies de tiburones y rayas fueron clasificadas como En Peligro de extinción, entre ellas la raya volantín (Dipturus chilensis) y la raya espinosa (Dipturus trachydermus), tres especies de manta rayas (género Mobula) y dos especies de tiburones marrajos (género Isurus). Y hay que agregar a esta lista 17 especies más que pasaron a la categoría de Vulnerable, entre ellas, la raya águila chilena (Myliobatis chilensis) y la raya águila peruana (Myliobatis peruvianus).
Tollo fino (Mustelus-mento). Foto: Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso, Chile.
Carlos Bustamante, quien es también director del Laboratorio de Biología Pesquera “CHALLWA” del Instituto de Ciencias Naturales Alexander von Humboldt de la Universidad de Antofagasta, es enfático al asegurar que “se ha revisado y aumentado la categoría de amenaza de nuestras especies según los estándares de la lista roja”, y que la principal razón por la que las están amenazadas es “por efecto de la sobrepesca”, ya que no hay evidencias de casos de contaminación ni de destrucción de hábitat que puedan ser consideradas una amenaza. Un informe detallando la actualización del estado de conservación de los tiburones y rayas chilenas será entregado esta semana al Ministerio del Medio Ambiente y será puesto a disposición de la comunidad para dar a conocer estos cambios y el trabajo que realiza la UICN en el país.
Para el científico, los tres tipos de tollos amenazados son “un problema grande”. Primero, porque viven casi todos juntos, lo que favorece su explotación. Pero, además, porque son poblaciones compartidas con el Perú. En este país, el tollo es un recurso que históricamente se ha extraído y cuyas poblaciones han disminuido drásticamente en los últimos años, asegura el experto. Sin embargo, en Chile, los tollos habitan a lo largo de toda la costa y, si bien no hay una pesca dirigida hacia ellos, son capturados accidentalmente por las redes y anzuelos que tienen por objetivo atrapar otras especies, como el lenguado.
Tollo común (Mustelus whitneyi) Foto: Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso, Chile.
Francisco Concha, Doctor en Ecología y Biología Evolutiva y director del Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso en Chile, asegura que el tollo cachos (Squalus acanthias) —que se encuentra en estado Vulnerable según la UICN— es fauna acompañante de la merluza austral (Merluccius australis) y del congrio dorado (Genypterus blacodes), es decir, que nada junto a estas dos especies. Por lo mismo, cuando estas son capturadas también caen en los aparejos de pesca los tollos cachos. En opinión de Concha, es así como esta especie está sufriendo “una caza indiscriminada”.
Además, el experto explica que cuando las poblaciones de tiburones son sobreexplotadas, estas generalmente requieren de muchas décadas para recuperarse ya que, comparado con otros peces, los tiburones comienzan a reproducirse tarde. Algunos, de hecho, lo hacen a partir de los 20 años, asegura.
Sebastián Serrano, pescador artesanal hace más de 25 años en la bahía de Valparaíso, cuenta que el tollo “se pesca en verano y es capturado como fauna acompañante del lenguado”. Esto no evita que los tiburones sean comercializados y consumidos, aunque Serrano menciona que “muchas veces las personas que compran este pez ni siquiera saben cómo se cocina”. Ello porque los tiburones son, en general, desconocidos para la población, pero también porque a lo largo de todo Chile estos animales se comercializan como “albacorilla”. Bustamante explica que la carne de estos peces se vende muchas veces bajo otro nombre, y no por mala intención, sino porque culturalmente “no queremos reconocer que comemos tiburones” y afirma que, sin embargo, “todos los que hemos visitado alguna cocinería, lo más seguro es que hayan comido tiburón alguna vez en su vida”, aunque quizás sin saberlo.
Tollo manchado (Triakis maculata). Foto: Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso, Chile.
En cuanto al cazón, otra especie de tollo de mayor tamaño que también habita en el mar de Chile, “se siguen capturando sin regulación, aunque biológicamente es muy sensible ante cualquier disturbio que haga el hombre por sobrepesca”, asegura el científico.
Sin embargo, en el Anuario Estadístico de Pesca y Acuicultura elaborado por el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), que tiene por objetivo el monitoreo de la actividad pesquera nacional, no existe registro de capturas de esta especie desde hace 10 años.
Situación similar es la que vive el angelote chileno, la quinta especie de tiburón en Chile que pasó a estar clasificada como En Peligro Crítico de Extinción, ya que en el mencionado anuario de Sernapesca ni siquiera lo incorpora, pese a que, según el director regional del Grupo de Expertos de Tiburones de la UICN, “es un pez bastante común en los mercados costeros del norte grande”. Hasta el pasado jueves 10 de diciembre, que fue cuando la UICN actualizó la lista roja, el angelote chileno aparecía clasificado en la categoría de Datos Insuficientes, es decir, que la información disponible no era suficiente para evaluar su estado de conservación.
Angelote chileno (Squatina armata). Foto: Instituto del Mar del Perú.
Según WWF, de alrededor de 200 especies que estaban clasificadas con Datos Insuficientes, 57 están ahora amenazadas. Esa sería, de hecho, una de las razones del explosivo aumento de especies en peligro. “Esto revela una tendencia alarmante cuando las especies recién descritas o aquellas de las que no sabemos lo suficiente ya están en peligro”, dice la ONG en un comunicado y agrega que “esto destaca la importancia de la información específica de la especie, en particular los datos de pesca de tiburones y rayas (…) para permitir una conservación efectiva”.
Bustamante señala que el angelote chileno, al igual que los tollos costeros, también se encuentra al sur del Perú, por lo que la presión pesquera hacia esta especie es continua a lo largo de su distribución. El experto afirma que “a pesar de que nuestro país vecino (Perú) cuenta con medidas de administración pesquera orientadas a la pesca sustentable de tiburones, como en el caso de las tallas mínimas de captura del marrajo (Isurus oxyrinchus) y del tiburón Azul (Prionace glauca), el angelote ha pasado desapercibido”, recalcando que “nos hemos encargado de hacer desaparecer esta especie en los últimos 30 años”.
La necesidad de regular la pesquería de tiburones en Chile
“Han pasado veinte años desde que la comunidad internacional reconoció la amenaza de la sobrepesca a través del Plan de Acción Internacional para los Tiburones. Sin embargo, obviamente, no se ha hecho lo suficiente para detener la sobrepesca que está llevando a estos animales al borde de la extinción”, dijo Andy Cornish, líder del grupo de Tiburones de WWF en un comunicado.
Según Bustamante, uno de los principales problemas es que en Chile los tiburones, a pesar de que son capturados y comercializados formalmente, no son considerados una recurso pesquero establecido por la autoridad, por lo que para ellos no existen medidas de administración que establezcan, por ejemplo, tallas y cuotas de captura, como sí ocurre con otros animales que son recursos pesqueros en el país. De hecho, ni siquiera la pesca que se hace de manera dirigida a tiburones marrajo en el norte de Chile —especie catalogada En Peligro por la UICN— es considerada formalmente como una pesquería y, según científicos consultados por Mongabay Latam, más del 80 % de los ejemplares que se extraen no han alcanzado la madurez sexual lo que significa que nunca pudieron reproducirse.
Tiburón atrapado por un un barco redero albacorero en Chile. Foto: Fondo de Investigacion Pesquera y de Acuicultura, proyecto FIPA 2006-31
Por ello, Bustamante es enfático en decir que “se necesita urgente una actualización del marco regulatorio de las pesquerías de tiburones” y agrega que “si no hacemos nada, en menos de dos generaciones estas poblaciones desaparecerán”. En opinión del experto, las medidas que han tomado las autoridades son “insuficientes”. Ejemplo de ello es lo que ocurre con la raya volantín. En 2006, la Subsecretaría de Pesca —organismo encargado de proponer la política pesquera en Chile— estableció una veda para esta especie entre diciembre y marzo de cada año. Además, en 2017 el organismo extendió el período de veda a todo el año. Sin embargo, la raya volantín se encuentra más amenazada que antes ya que según la actualización de la lista roja pasó de estar Vulnerable a En Peligro de extinción.
Francisco Concha, quien es además parte del Grupo Técnico Asesor de tiburones de la Subsecretaría de Pesca, afirma que frente a la problemática de una inexistente regulación en la pesca de tiburones, se instauró hace algunos años el criterio precautorio como medida ante especies sin información biológica en Chile y asegura que “el hecho de no contar con información biológica no impide la toma de decisión de manejo pesquero”. Además, agrega que en Chile se aplica el enfoque ecosistémico que se centra en recabar información sobre la especie objetivo de pesca, pero que también busca incluir datos de las otras especies que comparten el ecosistema y que son capturadas de manera incidental.
Tiburón atrapado en las redes que pescan pez espada en Chile. Foto: Fondo de Investigacion Pesquera y de Acuicultura, proyecto FIPA 2006-31
Una de las medidas adoptadas recientemente indica que a partir de junio 2021 las embarcaciones industriales y artesanales deberán devolver al mar los tiburones que se capturan como fauna acompañante, es decir, “ya no pueden desembarcarlos ni retenerlos”, asegura Francisco Concha. Además, precisa, que ello aplica tanto para tiburones vivos como para aquellos que murieron durante la captura. El investigador agrega que desde hace un mes los barcos industriales tienen instalada una cámara de video que monitorea en tiempo real la pesca. “Si sale un tiburón en la red no pueden subirlo, tienen que romper la red si es necesario para sacar al tiburón”, asegura.
El académico de la Universidad de Antofagasta, por su parte, tiene otra percepción sobre el alcance de la medida que establece que los tiburones deberán ser devueltos al mar. Según él, la ley que prohíbe el descarte (la acción de devolver al mar recursos hidrobiológicos ya capturados) no permitiría que los tiburones muertos sean devueltos al mar por lo que esta norma solo se aplicará a aquellos tiburones que sobrevivan a la captura y que, por el contrario, los que están muertos podrían continuar siendo desembarcados. El problema, dice, es que no existen herramientas de seguimiento que aseguren que los tiburones retenidos fueron sacados del agua ya sin vida.
Tiburón capturado por la flota redera artesanal de pez espada. Foto: Fondo de Investigación Pesquera y de Acuicultura, proyecto FIPA 2006-31
Mongabay Latam intentó comunicarse con la Subsecretaría de Pesca pero hasta el cierre de esta nota no obtuvo respuesta.
En cuanto a las cámaras de videos que ya comenzaron a instalarse en los barcos, Valesca Montes, responsable de pesquerías de WWF Chile, asegura que “todavía no sabemos cómo van a funcionar”. Considera que devolver los tiburones al mar es “una medida correcta” y que “es hacia allá que teníamos que avanzar”, dice la experta, pero precisa que para que esto funcione el Estado debe trabajar con los pesqueros para que entiendan la importancia de conservar los recursos marinos y al final reporten “verdaderamente lo que está pasando en altamar”.
Este artículo fue publicado originalmente en la revista internacional de conservación natural Mongabay Latam