Si hasta el momento pensabas que el cambio climático era un problema del futuro, ¿cambiarías de opinión si te dijéramos que este fenómeno podría impactar más temprano que tarde en tus tazas de café?
Chile no produce este brebaje, pero la crisis ya comenzó y al parecer no hay vuelta atrás. Bien lo saben los granjeros que lo siembran y cosechan, o que al menos intentan seguir haciéndolo.
Este lunes, Vox estrenó un video en el cual analizaron el panorama actual de la industria en Colombia, tal vez la nación que produce algunos de los mejores cafés del planeta.
En el registro fueron varios los granjeros que confirmaron que la época dorada del café se acabó, no solo por la falta de leyes y acuerdos internacionales que fijen un precio mínimo, ayudando al bolsillo de quienes lo producen: sino que también por los efectos del cambio en el clima de las áreas ideales para esta planta.
¿Qué está pasando realmente?
Cada planta toma entre tres a cuatro años para poder crecer lo suficiente y comenzar a producir los granos que finalmente son molidos para elaborar café.
Hay decenas de especies, la mayoría salvajes, pero solo un par son cultivadas y dos son las más comunes: robusta (café instantáneo) y arábica (café de grano).
Arábica es la más sensible porque de día necesita máximas entre 18° a 21°, una cantidad específica de lluvia, una estación seca de al menos tres meses para poder florecer y una elevación de entre mil a dos mil metros sobre el nivel del mar.
Por ello es que en la Tierra hay pocas zonas donde se puede cultivar de manera exitosa el café: en partes del sudeste asiático, en lugares del África subsahariana, en el sur de Brasil, en países de América Central y en una larga pero angosta franja que parte en Venezuela, atraviesa Colombia, llega a Ecuador y termina en Perú.
Suena a mucha superficie, ¿no? Pero el cambio climático la está reduciendo y también está llevando a otros lugares las condiciones óptimas para cultivar café, mientras la población mundial no para de crecer y con ello la demanda.
Zona cafetera de Colombia
Colombia tiene fama en este tema alrededor del mundo y eso en parte de debe a las condiciones que se encuentran en la llamada “zona cafetera”, ubicada entre las montañas.
Pero están cambiando, y rápido: desde los años 1980 las temperaturas han aumentado 1,2° por década, con lo cual la elevación perfecta para el café empezó a desplazarse cada vez más arriba.
Esto es un problema para Colombia, el segundo productor de café a nivel mundial, por sobre Vietnam y bajo Brasil; ya que todas las soluciones que pueden ayudar a salvar la industria requieren dinero que los granjeros, en su mayoría pequeños o medianos empresarios, no tienen.
¿Cuáles son estas medidas? La primera es cubrir las plantaciones y que la sombra ayude en parte a reducir el calor que reciben.
La segunda, en tanto, dice relación con buscar nuevos terrenos para sembrar café a mayor altitud, algo que se dificulta también por las selvas y los escarpados sitios.
Finalmente, la tercera alternativa sería cambiar las variedades a plantar por formas más resistentes a la nueva realidad climática, pero eso también requiere dinero, bastante.
A partir de 1980, el sector quedó desamparado cuando el acuerdo internacional del café dejó de respetarse, lo que ayudó a que muchos países ingresaran al mercado del café sin mayores regulaciones.
Ejemplo de ello fueron los países del sudeste asiático que comenzaron a producir café de menor calidad, y más barato.