かねのり 三浦 en Pixabay

Las catástrofes detrás de las olas de calor oceánicas para peces y otras especies marinas

Por Emilio Lara
La información es de Agence France-Presse

05 agosto 2020 | 18:41

Peces y otras especies marinas podrían verse obligados a huir miles de kilómetros escapando de las olas de calor oceánicas de acuerdo a un estudio publicado este miércoles, trabajo que resalta los daños causados por estos aumentos repentinos de las temperaturas del agua.

Estas olas caniculares son terribles para los ecosistemas marinos pues causan el blanqueamiento de los corales, matan aves marinas y obligan a algunas especies, como peces, ballenas o tortugas a buscar aguas más frías, alejadas de su hábitat habitual.

Estos topes de temperatura, que muchas veces pueden durar meses e inclusive años, imponen una presión adicional a los océanos, que ya se están calentando de manera progresiva a causa del cambio climático.

En tanto otras investigaciones se han dedicado a estudiar el impacto de estas olas de calor en el mar en sitios estáticos, como las barreras de coral, el estudio publicado este miércoles por la revista Nature se pregunta qué distancias tan lejanas deben recorrer las especies marinas para encontrar una temperatura del mar “normal” para ellas.

“Esto es importante porque sabemos que numerosas especies marinas se trasladan muy rápido en largas distancias para encontrar un hábitat adecuado”, explica a la AFP Michael Jacox, investigador de la agencia meteorológica estadounidense (NOAA).

“No se quedan quietos en el lugar cuando el agua se calienta demasiado, pero ¿hasta dónde pueden viajar para encontrar agua más frías?”, se pregunta.

Para intentar responder a esta cuestión, los investigadores analizaron los datos vinculados a las olas de calor marinas desde 1982 hasta 2019 y los movimientos de las especies correspondientes.

En algunas regiones, el agua más fría no está muy lejos. Pero en las zonas tropicales, donde las variaciones de temperatura del mar son muy débiles, las especies pueden necesitar desplazarse a más de 2.000 kilómetros para encontrar un hábitat adecuado a sus necesidades, según la investigación.