El 4 de marzo de 2020 se aprobó uno de las iniciativas más importantes de la historia moderna de Chile. Por dos votos, el Senado aprobó la reforma constitucional para garantizar la paridad de género en el proceso constituyente.
Se trató de una jornada intensa. Fue primero la Cámara de Diputados y Diputadas que pasadas las 13:00 horas, con 98 votos a favor, 3 en contra y 52 abstenciones, dieron el sí a la iniciativa. El proyecto requería un cuórum de 3/5, es decir, 93 votos.
Ya en la tarde, la Sala del Senado hizo lo propio y después de las 19:00 horas se escucharon los aplausos y se elevaron los pañuelos verdes: La paridad era una realidad.
“Muchas de nosotras nos abrazamos, fue un momento muy importante no sólo por el hecho de haber ganado el proyecto en sí, sino por el precedente que estábamos marcando”, declaró la diputada del PC, Karol Cariola. “La paridad llegó para quedarse y eso es algo que tiene que verse reflejado en la institucionalidad“, afirmó.
En tanto, la senadora Marcela Sabat -entonces diputada RN- recordó el día como uno de “muchos nervios, de no creer que lo íbamos a lograr. Cada voto era de verdad muy valioso, y contábamos, y lo reafirmábamos cada media hora”, agregó.
Pero… ¿Qué significa para el país tener una constitución escrita de forma paritaria?
Asegurando la paridad
La paridad de género en la elección de constituyentes es uno de los hitos más importantes en torno a la redacción de una Nueva Constitución. Aquello significa que, por primera vez en la historia, la Carta Magna de un país será escrita por hombres y mujeres en igual proporción.
Esto, gracias a la Ley 21.216 que establece cómo operará la variante género en la configuración del órgano constitucional.
De acuerdo con la coordinadora general del Foro Constituyente UdeC, la abogada y doctora con especialidad en Derecho Internacional de DDHH, Ximena Gauché, “podremos tener una integración equilibrada (…) y eso se va a dar en el momento previo, que es de las candidaturas que ya hemos visto a propósito de las inscripciones que se dieron en el mes de enero, y un momento posterior que es la asignación paritaria de los escaños”.
Según manifestó Gauché, hay que destacar el proceso constituyente chileno porque es la primera vez que se va a discutir de manera participativa en relación a quienes integrarán el órgano de la redacción de la Carta Magna. Sin embargo, a nivel internacional han habido algunos casos en que se ha reconocido una asignación paritaria, pero no con las características de nuestro país en el momento de las candidaturas y asignación de escaños.
“En Ecuador, la Asamblea Constituyente de 2007 estableció 50% de mujeres y 50% de hombres en las listas con un sistema de posición individual que se daba en la papeleta. Esto significó que la Asamblea Constituyente ecuatoriana, a pesar de aquello, tuviera un 35% de representación de hombres. Tampoco se logró una paridad absoluta“, indicó la doctora.
Además, agregó que “Islandia ha tenido un proceso que determinó que ningún sexo podía superar más del 60% del total de personas que integraran el órgano. Estas experiencias no tienen las características del proceso chileno obtenido a través de la Ley 21.216″.
“El mundo en general, pero Chile desde 2015 en adelante, está viviendo un proceso en que las agendas públicas de los Estados están bastante condicionadas por las peticiones ciudadanas, los movimientos sociales y los espacios de participación social. Uno de los temas que se ha puesto es el de la agenda de género para tratar de visibilizar más todavía la histórica exclusión que han vivido las mujeres durante siglos, y también la violencia en todas las formas”, explicó la coordinadora de Foro Constituyente UdeC.
En tanto, la abogada constitucionalista y docente de la Universidad Alberto Hurtado, Claudia Sarmiento, agregó que “nadie representa mejor los intereses de las mujeres que las propias mujeres”, desde la diversidad existente en el país, ya sea de un ámbito político, mapuche, pertenecientes a la comunidad LGBT, laicas o religiosas. “Hay una visión alternativa a la visión de los hombres (…) y si esa visión que es equivalente al 50% de la población no está representada, evidentemente el pacto social no va a representar el crisol de miradas que tenemos en la sociedad“, señaló.
En esto concordó Gauché, agregando que “los procesos constituyentes en general y particularmente en Chile han estado construidos por y para hombres. Las mujeres hemos estado excluidas de esos procesos. Tener un órgano que sea paritario puede permitir, primero, que más voces sean escuchadas (…) y es interesante porque puede reconocer también la diversidad de las miradas de mujeres en los distintos temas que son de interés común”, afirmó.
“Las mujeres asumen en su gran mayoría las tareas de cuidado, lo que se ha hecho muy claro con la pandemia. Pero no hay ninguna palabra acerca del cuidado y su importancia en la constitución. Una cuestión que es tan vital, está ajena de la mirada como se construye la ciudadanía”, detalló Sarmiento.
“Un argumento que siempre se da es decir que no hay mujeres, pero si tu miras los padrones electorales de los partidos políticos, la integración entre hombres y mujeres es similar. Hay mujeres. Después vienen argumentos como ‘no quieren’ ¿No quieren o no pueden? No pueden porque no tienen las condiciones materiales, o no tienen acceso a los créditos en la misma condición o no están en las redes de toma de decisión para poder siquiera imaginarse en ese cargo”, indicó Sarmiento, destacando que hay personas calificadas en ambos géneros.
De acuerdo con Sarmiento, el debate constituyente no puede ser “un debate de técnicos, para eso van a haber asesores. Acá también tienen que estar representadas las voces de todo el sentir político de la nación y eso no es necesariamente un debate de especialistas”.
Un futuro paritario
“El proceso constituyente iba a ser con nosotras o no iba a ser”, recordó la diputada Cariola, agregando que la paridad era un elemento sustancial para la nueva Constitución. “El rol de las mujeres siempre queda relegado a un protagonismo secundario”, afirmó.
Según señaló la parlamentaria, fue un proceso que costó, recordando que en un momento no se obtuvieron los votos necesarios: “Esto se cayó incluso. De hecho, la UDI nunca se comprometió con esta propuesta. La fuerza ciudadana fue un motor fundamental“.
“Fue un proyecto que se gesta en colaboración con la sociedad civil, con las fundaciones que nos aportaron. Aquí había que encontrar una sinergia porque es un proyecto que lo que hace es entregar una perspectiva de género y un criterio de genero”, agregó la senadora Sabat.
En tanto, manifestó que ese proceso legislativo respondió a las necesidades que se estaban planteando en las calles. “Otro hito en política más importante que éste es difícil de recordar (…) porque creímos que no lo íbamos a lograr”, expresó.
“La paridad llegó para quedarse, pero no basta con eso. El paso que dimos es un inicio de una nueva era, una nueva etapa. El parlamento no puede seguirse conformando con tener un 22% de mujeres dentro de sus espacios”, añadió la diputada.
Así, Cariola sostuvo que aún queda mucho por avanzar, y que “la lucha de las mujeres en nuestro país se ha agudizado en los últimos años (…) Estamos tramitando en este momento la despenalización del aborto en la Comisión de Mujeres y Equidad de Género, y pretendemos avanzar en otras iniciativas como la igualdad salarial, el reconocimiento del trabajo doméstico. Le hemos exigido al Senado que ponga en tabla y en tramitación el proyecto de las mujeres para vivir una vida libre de violencia y el proyecto de ‘sin consentimiento es violación"”.
Para Sabat, que la Constitución sea paritaria significa que se harán valer los problemas que las mujeres en el país han arrastrado por años. “El cambiar a un lenguaje inclusivo, el poder integrar principios de equidad de género, va a generar un debate distinto”, auguró.
“Es una oportunidad real para generar cambios“, valoró la senadora. “Creo que el desafío y lo que queda es mucho, pero este es un gran paso histórico para Chile y es un camino sin retorno“, aseguró.
Finalmente, la abogada Claudia Sarmiento afirmó que “la Constitución debería establecer un principio general para promover la paridad en la integración de los órganos políticos”, acotando que “el proceso constitucional va a dar paso a un nuevo marco a partir del cual deberían generarse legislación y políticas públicas“.