Sábado 06 marzo de 2021 | Publicado a las 17:48
· Actualizado a las 21:06
visitas
visitas
El covid-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación en el mundo del trabajo.
Así lo reveló un informe especial de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre la autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad en el marco de la pandemia.
Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente).
Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% el año pasado, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019. En 2020, precisan en el estudio, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo.
La caída del producto interno bruto (PIB) regional (-7,7% en 2020) y el impacto de la crisis en el empleo están afectando negativamente los ingresos de los hogares, plantea el informe presentado por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal.
El organismo regional de las Naciones Unidas estima que alrededor de 118 millones de mujeres latinoamericanas se encontrarían en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019.
“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus. Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de los hombres”, señaló Bárcena.
Por otra parte, el estudio remarca que el trabajo doméstico remunerado, que se caracteriza por una alta precarización y por la imposibilidad de ser realizado de forma remota, ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis.
Caída en trabajos de empleadas domésticas
En 2019, previo a la pandemia, alrededor de 13 millones de personas se dedicaban al trabajo doméstico remunerado (de los cuales el 91,5% eran mujeres). En total, este sector empleaba a un 11,1% de las mujeres ocupadas en la región. No obstante, en el segundo trimestre de 2020 los niveles de ocupación en el trabajo doméstico remunerado cayeron un 24,7% en Brasil; un 46,3% en Chile; un 44,4% en Colombia; un 45,5% en Costa Rica; un 33,2% en México; y un 15,5% en Paraguay.
“América Latina y el Caribe debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”, afirmó la máxima autoridad de la Cepal.
Según el documento, un 56,9% de las mujeres en América Latina y un 54,3% en el Caribe se encuentran ocupadas en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo en términos del empleo y los ingresos por causa de la pandemia.
De acuerdo con el estudio, el cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad, la caída del comercio internacional y la paralización de la actividad productiva interna han impactado en las trabajadoras y empresarias vinculadas a los sectores del comercio, turismo y manufactura. Por ejemplo, el sector del turismo, altamente feminizado, en el que un 61,5% de los puestos de trabajo están ocupados por mujeres, sufrió una contracción importante.
En la misma línea destacó la urgencia de reforzar las políticas de empleo y asegurar a las mujeres participación en los sectores dinamizadores de la economía en condiciones de trabajo decente. Asimismo, enfatizó en la importancia de combinar medidas en apoyo al empleo y la reactivación con medidas de atención inmediata a la pérdida de ingresos.
“Resulta fundamental avanzar en un nuevo pacto fiscal que promueva la igualdad de género y que evite la profundización de los niveles de pobreza de las mujeres, la sobrecarga de trabajo no remunerado y la reducción del financiamiento de políticas de igualdad”, alertó.
“Además de transversalizar la perspectiva de género en todas las políticas de recuperación, se requieren acciones afirmativas en el ámbito de las políticas fiscales, laborales, productivas, económicas y sociales, que protejan los derechos de las mujeres alcanzados en la última década, que eviten retrocesos y que enfrenten las desigualdades de género en el corto, mediano y largo plazo”, concluyó Bárcena.
Cifras locales
De acuerdo a cifras del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, la participación laboral de mujeres en nuestro país alcanza sólo un 47,3%, su nivel más bajo en 10 años.
La encuesta de Evolución Rápida sobre el Impacto del covid-19, desarrollada por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género y expuesto ante ONU Mujeres y Cepal, detalla que previo a la pandemia, las mujeres trabajaban en menor cantidad que los hombres y les pagaban en menor cantidad las cotizaciones (AFP, salud y seguros).
Asimismo, un 35,0% de las mujeres señalaron que su carga laboral aumentó durante la pandemia, versus un 27,3% de los hombres.
El mayor incremento en la carga laboral ocurrió entre las personas de 30 a 40 años, mientras que la mayoría de quienes perdieron su trabajo tienen entre 18 y 29 años.
Otro de los hallazgos destaca que 1 de cada 3 mujeres afirmó que sus ingresos no les alcanzan y tienen ciertas o grandes dificultades para vivir. Dificultades que son mayores en aquellas sin pareja.
Labores domésticas
El mismo estudio revela a causa de la pandemia, ha aumentado el tiempo que las mujeres dedican a las tareas del hogar y de cuidado.
Eso respondería al hecho de que los hombre declaran tener mayor grado de conformidad respecto a la distribución de las tareas de su hogar que las mujeres. 4 de cada 5 hombres declara estar “muy conforme” o “conforme”, versus 3 de cada 5 mujeres.
Salud mental
Finalmente, mujeres declaran haber experimentado problemas de salud mental durante la pandemia en mayor proporción que los hombres. Esto se intensifica en mujeres jóvenes y disminuye a medida que aumenta su edad.
Brechas entre hombres y mujeres que declaran haber experimentado problemas de salud mental durante la pandemia aumentan entre los 30 y 49 años. La menor diferencia se da entre hombres y mujeres jóvenes de 18 a 29 años.