Resumen generado con Inteligencia Artificial y revisado por el autor de este artículo. Herramienta desarrollada por BioBioChile
Diez homicidios ocurridos entre el sábado y el lunes pasado han generado preocupación y reavivado el debate sobre la efectividad del Plan Calles sin Violencia y la lucha contra la criminalidad en Chile. Los crímenes, distribuidos en diversas ciudades como Arica, La Pintana, Coyhaique, Santiago, San Bernardo y Melipilla, apuntan a la presencia del crimen organizado como factor común, desafiando los esfuerzos de las autoridades. Expertos como Raúl Arancibia y Alexis Rogat advierten sobre las advertencias ignoradas previamente, mientras que el abogado Gonzalo Lobos propone cambios institucionales para mejorar la respuesta ante situaciones similares. Además, se destaca la preocupación por la alta circulación de armas en el país, un factor que contribuye a la escalada de violencia.
Entre las madrugadas del sábado y este lunes se registraron diez homicidios. Estas sangrientas 48 horas reabrieron el debate en torno a la eficiencia del Plan Calles sin Violencia y la manera en que las autoridades están combatiendo la criminalidad en el país.
En detalle, tres de las muertes se registraron en Arica (dos en el Cerro Chuño, lugar donde operaban “Los Gallegos”, y uno en la población Juan Noé); una ocurrió en La Pintana, donde una disputa vecinal por un estacionamiento terminó con la vida de una persona; una en Coyhaique, donde un adulto mayor mató a otro por estar sacando leña desde su predio; tres en Santiago Centro (dos de los cuales fallecieron en Club Hípico y otro en el Barrio Brasil); una en San Bernardo, donde en calle Cinco Pinos con Alfredo Benavides, un hombre fue acribillado por cinco disparos; y la última en Melipilla, donde un adolescente de 17 años fue baleado en la población Teniente Merino de esa ciudad.
Si bien los orígenes de los hechos son diversos y se encuentran siendo investigados, el trabajo de las policías y del Ministerio Público apunta -en su mayoría- a un factor común: el crimen organizado que, a pesar de los esfuerzos realizados, sigue operando en el territorio nacional.
Cuestionamientos al Plan Calles sin Violencia
Frente a este escenario, surge las interrogantes sobre si ¿está siendo realmente efectivo el Plan Calles sin violencia?, ¿sería prudente replantearse este programa que, precisamente, buscaba terminar o reducir la criminalidad en los barrios?
Ante dicha pregunta, el exfiscal regional de Tarapacá, Raúl Arancibia, tiene un diágnóstico claro: se hicieron varias advertencias de que este tipo de situaciones se registrarían tarde o temprano, no obstante, acusa, las recomendaciones fueron ignoradas por los organismos correspondientes, lo que tiene como resultado lo que hoy estamos viviendo.
Una visión similar mantiene el también expersecutor regional de Copiapó, Alexis Rogat, quien dio un panorama poco alentador. A pesar de todo, seguimos en presencia de bandas que continúan operando en el territorio.
El otrora fiscal agregó que -en este tipo de casos- no es descartable la participación de criminalidad organizada, entendiendo que muchas personas que viven al margen de la legalidad en el país, podrían ser objeto de adherirse a este tipo de bandas.
Pero, el abogado penalista y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de las Américas, Gonzalo Lobos, fue más allá, proponiendo cambios sustanciales en la institucionalidad. Todo esto, para conseguir el resultado esperado.
El jurista fue enfático en señalar que, mientras no se mejoren los tiempos de respuesta ante hechos de estas características, difícilmente la situación en el país podría cambiar para bien.
Otro de los puntos que abordan expertos en la materia, se relaciona con la alta circulación de armas a nivel país. Otra cosa que, a pesar de múltiples esfuerzos, sigue siendo parte de la realidad.
En ese plano, la académica del Centro de Estudios en Seguridad y Crimen Organizado (CESCRO) de la Universidad San Sebastián, Pía Greene, indicó a La Tercera que en Chile “hay muchas armas dando vueltas (…) y eso hace que haya mayor poder de fuego, por lo tanto, mayor violencia”.
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Resumen generado con Inteligencia Artificial y revisado por el autor de este artículo. Herramienta desarrollada por BioBioChile
Diez homicidios ocurridos entre el sábado y el lunes pasado han generado preocupación y reavivado el debate sobre la efectividad del Plan Calles sin Violencia y la lucha contra la criminalidad en Chile. Los crímenes, distribuidos en diversas ciudades como Arica, La Pintana, Coyhaique, Santiago, San Bernardo y Melipilla, apuntan a la presencia del crimen organizado como factor común, desafiando los esfuerzos de las autoridades. Expertos como Raúl Arancibia y Alexis Rogat advierten sobre las advertencias ignoradas previamente, mientras que el abogado Gonzalo Lobos propone cambios institucionales para mejorar la respuesta ante situaciones similares. Además, se destaca la preocupación por la alta circulación de armas en el país, un factor que contribuye a la escalada de violencia.
Entre las madrugadas del sábado y este lunes se registraron diez homicidios. Estas sangrientas 48 horas reabrieron el debate en torno a la eficiencia del Plan Calles sin Violencia y la manera en que las autoridades están combatiendo la criminalidad en el país.
En detalle, tres de las muertes se registraron en Arica (dos en el Cerro Chuño, lugar donde operaban “Los Gallegos”, y uno en la población Juan Noé); una ocurrió en La Pintana, donde una disputa vecinal por un estacionamiento terminó con la vida de una persona; una en Coyhaique, donde un adulto mayor mató a otro por estar sacando leña desde su predio; tres en Santiago Centro (dos de los cuales fallecieron en Club Hípico y otro en el Barrio Brasil); una en San Bernardo, donde en calle Cinco Pinos con Alfredo Benavides, un hombre fue acribillado por cinco disparos; y la última en Melipilla, donde un adolescente de 17 años fue baleado en la población Teniente Merino de esa ciudad.
Si bien los orígenes de los hechos son diversos y se encuentran siendo investigados, el trabajo de las policías y del Ministerio Público apunta -en su mayoría- a un factor común: el crimen organizado que, a pesar de los esfuerzos realizados, sigue operando en el territorio nacional.
Cuestionamientos al Plan Calles sin Violencia
Frente a este escenario, surge las interrogantes sobre si ¿está siendo realmente efectivo el Plan Calles sin violencia?, ¿sería prudente replantearse este programa que, precisamente, buscaba terminar o reducir la criminalidad en los barrios?
Ante dicha pregunta, el exfiscal regional de Tarapacá, Raúl Arancibia, tiene un diágnóstico claro: se hicieron varias advertencias de que este tipo de situaciones se registrarían tarde o temprano, no obstante, acusa, las recomendaciones fueron ignoradas por los organismos correspondientes, lo que tiene como resultado lo que hoy estamos viviendo.
Una visión similar mantiene el también expersecutor regional de Copiapó, Alexis Rogat, quien dio un panorama poco alentador. A pesar de todo, seguimos en presencia de bandas que continúan operando en el territorio.
El otrora fiscal agregó que -en este tipo de casos- no es descartable la participación de criminalidad organizada, entendiendo que muchas personas que viven al margen de la legalidad en el país, podrían ser objeto de adherirse a este tipo de bandas.
Pero, el abogado penalista y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de las Américas, Gonzalo Lobos, fue más allá, proponiendo cambios sustanciales en la institucionalidad. Todo esto, para conseguir el resultado esperado.
El jurista fue enfático en señalar que, mientras no se mejoren los tiempos de respuesta ante hechos de estas características, difícilmente la situación en el país podría cambiar para bien.
Otro de los puntos que abordan expertos en la materia, se relaciona con la alta circulación de armas a nivel país. Otra cosa que, a pesar de múltiples esfuerzos, sigue siendo parte de la realidad.
En ese plano, la académica del Centro de Estudios en Seguridad y Crimen Organizado (CESCRO) de la Universidad San Sebastián, Pía Greene, indicó a La Tercera que en Chile “hay muchas armas dando vueltas (…) y eso hace que haya mayor poder de fuego, por lo tanto, mayor violencia”.