En su último Informe de Finanzas Públicas, el Gobierno ajustó a la baja sus proyecciones de crecimiento económico, a 1,5% este año y 0,4% en 2023.
El Ministerio de Hacienda se comprometió, además, a estabilizar la deuda del sector público por debajo del 45%, apelando a los mayores ingresos que traería la reforma tributaria.
Cuando Mario Marcel llegó al Ministerio de Hacienda criticó las proyecciones que heredó de la administración anterior, dijo –en su momento- que eran poco plausibles. Eso se notó en el primer IFP de su gestión, donde prácticamente todos los indicadores son más negativos.
En las proyecciones de crecimiento se refleja con mayor claridad esta discrepancia. El Gobierno anterior decía que, en 2022, podríamos crecer 3,5%, pero el pronóstico es 1,5%.
Hacia 2023 también se recoge un panorama más negativo, con un crecimiento que no sería de 1%, sino que de 0,4%. La definición que dio el ministro de Hacienda, Mario Marcel es que la economía está transitando desde un punto de partida sobrecalentado hacia un crecimiento sostenible no inflacionario.
Algo que vieron con preocupación en la comisión de Hacienda del Senado, donde llamaron a tomarse con seriedad estas cifras los senadores José García Ruminot de RN y Daniel Núñez del PC.
El segundo elemento relevante tiene que ver con la meta de convergencia fiscal que se plantea el Ministerio de Hacienda para recuperar la salud de las cuentas públicas.
Acá también se sincera el panorama, con un déficit que no sería de 2,8% sino que de 3,3% este año. El compromiso es reducirlo en 0,75 puntos por año, y que la deuda bruta no supere el 44% en 2026.
Así lo expuso el ministro de Hacienda, Mario Marcel quien recalcó que esto no es incompatible con el programa de Gobierno.
Si bien los expertos concuerdan en que este compromiso fiscal es una buena señal, y sería adecuado para recuperar equilibrios, tiene una cuota muy importante de incertidumbre.
Porque si bien el ministro Marcel apela a la reforma tributaria, no hay claridad de cuánto esto puede recaudar, lo que puede ser riesgoso si se comprometen gastos, según Macarena García, de LyD.
Uno de los temas centrales de preocupación respecto a recuperar equilibrios fiscales tiene que ver, también, con la inflación. Tan así, que esta batalla no está ganada y el GPM recomendó un nuevo ajuste.
150 puntos base, para subir la TPM desde 7 a 8,5%, porque si bien la economía ya está desacelerando requiere un nuevo “apretón”, según dicen Juan Pablo Medina (UAI) y Tomás Izquierdo (Gémines).
Hay una discrepancia relevante con estas proyecciones de crecimiento más bajas, que también sinceran las holguras fiscales que ya no serían de 30 mil millones de dólares, sino que de poco más de 25 mil desde aquí hacia el año 2026.