La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) actualizó sus proyecciones de crecimiento para América Latina con un alza de un 1,9% (estimado a diciembre de 2023) a un 2,1%. Sin embargo, las proyecciones se mantienen por la “senda de bajo crecimiento de la actividad económica” observada en los últimos años, según la Comisión.
Las principales razones apuntan a un escenario global complejo que promueve una baja en la actividad comercial, sumado a las altas tasas de interés en países desarrollados que afectan a las economías emergentes como América Latina. A lo anterior, se suman factores internos del territorio como la baja tasa de crecimiento, la desigualdad, la poca movilidad social, la capacidad institucional y la gobernanza ineficaz. Estos aspectos condicionan y limitan el desarrollo integral de la zona.
En una nueva edición de La entrevista de Tomás Mosciatti, se conversó con el economista Javier Mejía Cubillos, docente e investigador de la Universidad de Stanford, quien en esta oportunidad explicó el panorama económico de América Latina y la incidencia de la desigualdad y la pobreza para el desarrollo del territorio.
La pobreza en América Latina
“La región es como una clase media en el mundo, si bien, el ingreso promedio está lejos de acercarse a los países desarrollados, aún está lejos de los países pobres”, sostuvo Mejía.
“Es una región que está creciendo poco, y no lo suficiente como para superar esta brecha”, y agregó que “con los ritmos actuales tomarán varias generaciones para que en la región exista un ingreso similar al de países desarrollados”.
Sin embargo, “hay un grupo de países que empiezan a tener proyecciones favorables, y mucho de esto tiene que ver con la coyuntura política mundial y el contexto entre Estados Unidos y China, que ha derivado en la necesidad de cadenas de suministro cercanas al mercado americano”, comentó.
A pesar de lo anterior, sostuvo que “es aún incierto que tanto beneficiará esto a otros países de la región” más alejados de la frontera de Estados Unidos.
El origen de la desigualdad
“Tenemos mucha gente en edad productiva, pocos niños y adultos mayores, es decir, es un contexto ideal para que las economías crezcan”, sin embargo, “hay elementos que empiezan a ser más importantes como la estabilidad política”, enfatizó.
“La desigualdad es un freno al crecimiento económico, pero creo que se ha vuelto una excusa para evadir ciertas responsabilidades”, analizó.
“En Latinoamérica, la desigualdad no tiene que ver con una elite multimillonaria, sino con una amplia que incluye empresarios y trabajadores de altos ingresos”, señaló.
En ese sentido, afirmó que “la conexión entre la elite económica y la elite política tiene un profundo plano social, van a los mismos colegios y se conocen de toda la vida”.
Por lo anterior, afirmó que “reducir la desigualdad no incidirá, necesariamente, en la conexión política y económica”.
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