Más de 60 lápidas fueron robadas desde el cementerio minero del campamento Chuquicamata, ubicado en la región de Antofagasta, y que fue declarado hace diez años como Monumento Nacional.
Frente a esta situación, Ricardo Pérez, director de la Agrupación Patrimonial de Chuquicamata (Apaach), conversó con el Expreso Bío Bío y comentó que hay “una preocupación, ya que nuestra provincia de El Loa no escapa a la ola delictual que sufre el país”.
Asimismo, catalogó el robo al cementerio como un “acontecimiento reprochable” y acusó que las lápidas fueron sustraídas para extraer “el bronce, el mármol y algunos objetos de valor que se colocan en los nichos, para recordar siempre al ser querido”.
“Cuando eso se ve vulnerado por la delincuencia, lógicamente que incomoda mucha más que a los que ya estamos acostumbrados, en cuanto a noticias se refiere”, agregó.
Además, Pérez sostuvo que un hecho delictual como este no se había registrado con anterioridad. Sin embargo, contó que durante el último tiempo se llevaron a cabo dos incendios en diferentes lugares patrimoniales de la localidad.
Por otro lado, sobre la seguridad del cementerio, el director de Apaach apuntó a que “está protegido como zona típica por el Consejo de Monumentos Nacionales y, obviamente, debería estar protegido por el dueño de casa, que es Codelco. Pero ahí está la prueba de que, a veces, hay cosas que no se hacen bien”.
“Para Chuquicamata lo único que hay vigente es precisamente la labor del dueño de casa, que a través de su departamento de Protección Industrial y, también, de algunas empresas colaboradoras que se dedican a los guardias, son los encargados de cuidar el casco histórico”, añadió.
También, acusó que “en el cementerio hay un turno de martes a domingo, donde un cuidador en una caseta, que aparte de cuidar el cementerio, tiene que encargarse de cuidar los jardines y mantener el aseo. Él trabaja de 9:00 a 18:00 horas. De ahí en adelante, el cementerio queda totalmente abandonado”.
En la misma línea, Ricardo Pérez relató que “hay un famoso plan de trabajo que se echó a correr hace diez años, pero se echó a correr entre comillas, o sea no se le ha dado el puntapié”.
“Ahora con esto que ha ocurrido con las fundaciones, se cambia a fundación a corporación y eso significa dilatar. Entonces, cuando ocurren estas cosas es una consecuencia de la burocracias de la que somos víctimas, a nivel nacional”.
Revisa todos los detalles en la entrevista completa.