La tasa de nacimientos en Chile ha mostrado una disminución notable a lo largo de los años. En 1960, la tasa de fecundidad era de 4,7 nacimientos por mujer, para inicios del 2000 esta cifra se redujo a 2, y actualmente se encuentra en su mínimo histórico con un promedio de 1,5 nacimientos por mujer, posicionando al país en el último lugar del ranking de América Latina.
En una nueva edición de Entrevistas Bio Bio Tv, se conversó con Alexandra Obach, es antropóloga, es directora ejecutiva del Centro de Salud Global Intercultural de la Universidad del Desarrollo, quien en esta oportunidad abordó la situación actual en Chile respecto a la disminución de los nacimientos y las consecuencias de ello en el futuro.
Nacimientos en Chile
“Esta baja en la tasa de natalidad también ha implicado una disminución en los embarazos adolescentes en nuestro país, un fenómeno que tuvimos en alza durante mucho y que generó preocupación y una respuesta en relación a políticas públicas, y esto favoreció principalmente a los grupos de mujeres más vulnerables de nuestro país”, sostuvo la especialista.
Sin embargo, la situación “nos preocupa porque hay cambios globales y culturales que fomentan que se retrase la edad reproductiva y el proyecto de vida que conlleva a tener hijos”, enfatizó.
“Si generalizamos, hoy en día las mujeres jóvenes ya no se plantean un proyecto de vida centrado en la maternidad, sino que privilegian otros aspectos como el desarrollo personal y profesional, entre otros”, comentó.
Además, “tenemos problemas estructurales que hacen que hacen de la reproducción un camino inviable, y eso tiene que ver con el mercado laboral, que está altamente inestable e informal para las personas jóvenes que se están insertando en él” y agregó, “vemos también todo el sector inmobiliario, lo caro que significa poder arrendar y para qué hablar de adquirir una vivienda” y, además, “la cultura chilena sigue centrando la reproducción y responsabilidad en las mujeres”.
Revertir esta situación es “absolutamente necesario para que efectivamente podamos mantener a la sociedad en su conjunto y generar planes solidarios para el establecimiento de pensiones que sean mantenidas en el tiempo”, y esto significa que “tenemos que generar políticas públicas que motiven estos planes de vida”.
Cambios demográficos
“Tenemos que establecer nuevos horizontes en relación a la fecundidad y trabajar para que se cumplan, en ese sentido, podemos apoyarnos en las nuevas tecnologías, por ejemplo, en la reproducción asistida, sobre todo cuando las mujeres postergan su maternidad hacia los 30 y los 40, lo cual significa que hay que generar mayor acceso a las tecnologías en fertilidad en el sistema público”, como también impulsar “los sistemas de adopción que en nuestro país que son muy lentos”.
“Chile todavía sigue siendo un país altamente conservador, donde hay muchas restricciones para las familias monoparentales, mujeres solas que quieren tener asistencia en la fertilidad, hombres o mujeres que pueden tener parejas del mismo sexo, tenemos que abrirnos también a esas opciones”, enfatizó.
“Esto es un trabajo que hay que hacerlo desde distintos niveles, es decir, generar políticas que fomenten, por una parte, el apoyo a la parentalidad y a la reproducción, pero también tenemos que abrirnos al uso de nuevas tecnologías y tenemos también que abrirnos hacia una mirada, mucho más diversa y de mayor incorporación de nuevas formas de parentalidad, pero que sean efectivas, no solamente en el discurso, sino que sucedan efectivamente en la práctica”, destacó.
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