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Un día como hoy, pero hace 18 años muere el cantante de Valparaíso Jorge Farías.
la versión original de La Joya del Pacífico
De niño se trasladó al barrio San Francisco, del Cerro Cordillera, y entre los escasos datos biográficos que se conocen sobre su niñez, está que su mamá lo dejó a cargo de algunos familiares. Aprendió entonces solo, de niño, a cantar, y el gusto por el cine mexicano le entregó un repertorio de rancheras y corridos con el que comenzó a darse a conocer ya a los 12 años. Al enorme Teatro Pacífico, este niño entraba dos o tres veces por semana a aprenderse las canciones de su admirado Miguel Aceves Mejía.
Se presentó Farías así en ferias y circos, en micros, y también en la radio Presidente Prieto, y de a poco fue ganando reconocimiento en los bares y restaurantes del barrio Puerto. A los 18 años había ganado un festival en el Complejo Deportivo Osmán Pérez Freire, y dos años más tarde, gracias a un concurso en Radio Caupolicán, pudo grabar su primer disco en Santiago. El vals Arrepentida y el bolero Dime la Verdad ocuparon ese single del año 1966.
El canto de Jorge Farías, un canto destemplado, en registro alto y doliente, combinaba estupendamente con el acompañamiento de una guitarra y los versos de Amores Idos y Despedidas sin cerrar. Al año siguiente, y tras una segunda publicación, con las canciones que más da y más pierdes tú, Jorge Farías se unió al trío Los Diamantes del Sol y entró a estudio a grabar La Joya del Pacífico. El tema ya era parte de su repertorio en vivo hacía un año.
La composición del chileno Víctor Acosta había sido hasta entonces una canción de difusión en realidad delimitada, que el porteño conoció cuando se la escuchó en vivo a un cantor peruano de restaurantes, identificado en la investigación El Himno que se Baila como Eduardo El Zambo Salas. Sin imaginar la resonancia que iba a ganar el tema, Farías lo dejó como lado B de un single encabezado por No Vuelvas Más. El mismo contó, Me interesé por cantarla, pero le hice una modificación.
Es que el tema tenía un aire muy lento. Yo le adelanté el ritmo a un vals peruano como se le conoce ahora. Empezó a sonar en las radios de Valparaíso y de Santiago y gustó de inmediato.
Fue mi contribución porque, al menos aquí en Valparaíso, todo el mundo sabe que yo la grabé primero que Lucho Barros. Las presentaciones de Jorge Farías, presentaciones casi sin pausa, la buena disposición en entrevistas y el hambre de viajes y ascensos, lo mostraba como un cantante de buen futuro. Farías es un conversador insaciable y se tiene mucha fe, lo describió el musiquero en enero de 1967.
Las fotos de sus primeras entrevistas en prensa registraban ya su estampa, traje con corbata delgada e inamovibles anteojos negros. Un locutor de radio lo había bautizado como el ruiseñor de los cerros porteños. Su extenso cancionero fue quedando con el tiempo liberado a la difusión en vivo, al libre soplo de un canto que se hizo famoso casi sin necesidad de registro en estudio.