Un día como hoy, pero hace 63 años, se produjo en Tanzania la epidemia de la risa, en un colegio misionero femenino del pueblo de Kashasha en la costa de lo que actualmente conocemos como Lago Victoria (Tanzania).
Las chicas no paraban de reír histéricamente
Lo que comenzó como una risa normal pronto se transformó en una risa nerviosa y, eventualmente, en una risa histérica. Este comportamiento se contagió rápidamente, y en pocas horas, 95 de las 159 estudiantes del colegio también se unieron a la risa, que en algunos casos duró hasta 16 horas seguidas.
Los médicos que investigaron el caso notaron que el colegio también funcionaba como residencia, donde las chicas dormían en cuartos comunitarios con compañeras de diversas edades. Curiosamente, las afectadas no estaban concentradas en un solo lugar, sino que estaban distribuidas por todo el centro. A pesar de la situación, ninguno de los cinco profesores, que incluían dos europeos y tres africanos, experimentó ataques de pánico. Para intentar controlar el fenómeno, se decidió cerrar el colegio y la residencia durante un mes, enviando a las niñas a sus casas. Sin embargo, esto no detuvo el brote; en cambio, se observó que, a los diez días, se reportaron casos de risa incontrolable a 80 kilómetros del colegio.
Cinco meses después, en una población de aproximadamente 10,000 personas, se registraron 217 casos atendidos y cerca de 1,000 personas afectadas en total. Los síntomas no discriminaban entre géneros, afectando tanto a niños como a jóvenes, y la mayoría de los afectados eran personas iletradas y de bajos recursos. Los episodios de risa duraban entre cuatro y ocho horas, con un caso extremo que se prolongó durante 16 días. Después de cada episodio, los afectados solían experimentar uno o dos ataques más, aunque nadie tuvo más de cuatro en total. A pesar de que la risa podría parecer cómica, los episodios estaban acompañados de llanto, problemas respiratorios, inquietud general, manifestaciones de violencia y, en algunos casos, paranoia, con algunas niñas afirmando que eran perseguidas por seres demoníacos.
Las posibles causas del fenómeno fueron objeto de especulación. Se consideró la posibilidad de que la harina de maíz estuviera contaminada, que un nuevo virus estuviera en circulación o incluso que se tratara de una maldición sobrenatural. Sin embargo, las muestras de sangre enviadas a laboratorios no mostraron ninguna anomalía. Con el tiempo, la hipótesis de que todo había sido una invención o tergiversación fue perdiendo fuerza, especialmente al observar otros brotes de epidemias sociales extrañas en diferentes lugares.
En este video, Nibaldo Mosciatti nos cuenta más acerca de este acontecimiento que marcó la historia.