Efemérides: El 09 de octubre de 1788 se envió la carta del jesuita Manuel Lacunza

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Un día como hoy, pero hace 236 años, el jesuita Manuel Lacunza le envió una carta a su abuela, quién fue expulsado de Chile.

Sacerdote y teólogo

Nació el 19 de julio de 1731 en Santiago de Chile, hijo del comerciante español Carlos de Lacunza y la chilena Josefa Díaz Durán. Fue bautizado en agosto de ese año y estudió en el Convictorio de San Francisco Javier, donde se graduó como Maestro de Filosofía. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1747 y trabajó como profesor de gramática en la Universidad Pontificia Colegio Máximo de San Miguel, ganando reconocimiento como orador.

En 1767, tras la expulsión de los jesuitas por el rey Carlos III, se exilió en Imola, Italia, donde enfrentó dificultades económicas y restricciones en su labor sacerdotal. Después de cinco años en comunidad, se retiró a vivir en soledad en las afueras de la ciudad, acompañado solo por un misterioso personaje al que llamaba “mi buen mulato”. Sus colegas lo describían como un hombre respetado por su dedicación a los estudios y su estilo de vida austero.

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Un día como hoy, pero hace 236 años, el jesuita Manuel Lacunza le envió una carta a su abuela, quién fue expulsado de Chile.

Sacerdote y teólogo

Nació el 19 de julio de 1731 en Santiago de Chile, hijo del comerciante español Carlos de Lacunza y la chilena Josefa Díaz Durán. Fue bautizado en agosto de ese año y estudió en el Convictorio de San Francisco Javier, donde se graduó como Maestro de Filosofía. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1747 y trabajó como profesor de gramática en la Universidad Pontificia Colegio Máximo de San Miguel, ganando reconocimiento como orador.

En 1767, tras la expulsión de los jesuitas por el rey Carlos III, se exilió en Imola, Italia, donde enfrentó dificultades económicas y restricciones en su labor sacerdotal. Después de cinco años en comunidad, se retiró a vivir en soledad en las afueras de la ciudad, acompañado solo por un misterioso personaje al que llamaba “mi buen mulato”. Sus colegas lo describían como un hombre respetado por su dedicación a los estudios y su estilo de vida austero.