“Si no es por Pablo, no hay obra”, afirma Marco Antonio de la Parra.
“¡No, mentira! Si no es por los dos…”, responde rápido Pablo Schwarz.
Ambos están en el estudio del programa “Del Fin del Mundo”, de TV BioBio, esta vez únicamente conducido por Ana Josefa Silva.
Porque De la Parra está allí ahora como invitado.
Y es que el jueves 27, en el Teatro Finis Terrae es el estreno mundial de “Mister Shakespeare”, un unipersonal escrito y actuado por De la Parra, con la dirección de Pablo Schwarz.
“(A Marco Antonio) lo conozco harto tiempo sin conocerlo”, dice Pablo. “Lo vi en ‘La Secreta Obscenidad de Cada Día’ cuando yo tenía 16 o 17 años. Y también he actuado en sus obras. Es decir, conocíamos de nuestro trabajo”.
Sobre este obra, De la Parra devela: “Tiene una historia bien especial. Fue escrita en pandemia, pero era muy grande, muy agotadora. Tuvo su estreno en las primeras noches de pandemia, con candelabros”.
Por mail, se contactó con Juan Mayorga, “gran dramaturgo español, director del Teatro de La Abadía, que fue uno de mis primeros alumnos en España, cuando viví en Madrid. Le hablé de esta obra y me dijo: ‘podrían venir’. Así es que ojalá que podamos”.
En paralelo, recuerda, “aparece Pablo con un proyecto sobre Beckett”. Schwartz acota: “traduje esa obra después de verla por el grupo Santiago Stage”. Le planteó a Marco Antonio actuarla. Él había visto “La última cinta” con Bob Wilson en el Municipal. “Yo le dije, mira tengo esta otra. Que era la versión de Mister Shakespeare, que se había recortado, después de una lectura en Montevideo. Pablo lee la obra, que son líneas poéticas, confesiones de Shakespeare, confesiones mías”.
Y está visto que le gustó.
“Lo que más me atrae del teatro es el riesgo”, afirma Pablo. “Escribir desde una posición tan íntima es exponerse. Al actuar uno no se expone. En este mundo se rompe aquello. Es super personal, tiene muchos que ver con la sicología, con Marco Antonio, con asuntos más íntimos”.
Y acota el dramaturgo: “que tiene sus máscaras”.
En el escenario, una mesa de pool, un tocadiscos, unos vinilos. “Todos fueron tincadas. Cuando uno está en el proceso creativo aparecen estas asociaciones y tienen que ver”, dice Pablo.
“Es una obra de confesiones y confusiones”, advierte Marco Antonio. “Hay un alguien que me escucha. Me trato de reír pero no me resulta: se ríe de mí”.
“Es un viaje muy bello”, agrega Pablo. “Es curioso dirigir a alguien en su propio escrito. Es muy generoso de su parte. Desde un comienzo: el sentimiento era mutuo. Porque estamos hablando de la muerte, no como algo etéreo”.
“La muerte que no llega”, dice el autor.
“Y eso con mucho humor”, agrega Pablo. “Si no tuviese humor se transformaría en algo de lugares comunes”.