Aunque tiene 29 años, Amanda Teillery ya cuenta con varios libros publicados. El último de ellos, “Tierra Materna”, quiso firmarlo incluyendo su segundo apellido, Delattre, porque es el relato de una saga familiar que viene por línea materna. Y ese origen está en Francia y arranca con una trágica historia en los comienzos de la Segunda Guerra Mundial.
En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra en el programa “Del Fin del Mundo”, de TV BioBio, Amanda cuenta que “alcanzamos a compartir harto cuatro generaciones: yo tenía 17 años cuando murió mi bisabuela”.
Curiosamente, su carrera como escritora arrancó por ahí. “Fue como un anuncio, después que me insistieran mucho que lo escribiera. Desde los 10 años me decían: tú que vas a ser escritora… La idea era que fuera algo de la historia sobre lo que pasó con mi familia. Pero no pensaron que iría por donde fue: las secuelas y los años posteriores a aquello”.
Sus bisabuelos, recién casados y con una hija muy pequeña, vivían en un pueblo cerca de la frontera con Alemania. “Estaban en su casa en la noche, cuando entra una avalancha de hombres y se lo llevan a él. Ella tenía como 24 años y pasó lo que restó de la guerra sin saber qué había sucedido con su marido”.
“En la mayor parte de las personas de mi familia había un silencio sobre lo que había ocurrido con el padre de mi abuela.
Ellas crecieron con hartos silencios y pistas, pero no respuestas”.
“Mi abuela tenía como 60 años cuando supo lo que había pasado con su padre”.
Y fue gracias a ella que fue armando la historia. “La mayor fuente (de este libro) es mi abuela. El libro se dio por lo que ella contaba y lo contaba con mucho detalle. Mi mamá es la que puso más dudas. Aunque después cambió. Ahora está viviendo en Francia porque está cuidando a mi abuela y ahora vino a Chile. Así es que le acabo de dejar un ejemplar”.
En el libro también detalla cómo es que terminaron en Chile. Y eso esta ligado con la construcción del Metro en Irán y en Chile. “Mi mamá cuando niña vivió en Irán porque mi abuelo era ingeniero. Se tuvieron que ir con la revolución islámica”.
Con todos estos “personajes” circulando, comenta que “fue difícil encontrar el tono y el tema. Con cada persona que hablaba tenía una visión tan diferente”. Entendió que “todos tienen su punto de vista. Nadie es el antagonista pero nadie está exento de pecado porque todos somos el dolor de otro”.