Alejandro Kandora (Tajamar editores) y el rescate de la fascinante obra de Mauricio Wacquez

Publicado por Silvana Stock
La información es de Ana Josefa Silva
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Uno de los autores chilenos más atípicos, muy valorado por la comunidad lectora exigente, Mauricio Wacquez (1939-2000) dejó una obra contundente, pero dispersa.

Alejandro Kandora, de Tajamar Editores, se dio a la tarea de reunirla y consiguió publicar recientemente dos contundentes tomos, que incluye además el arduo trabajo de investigación: “Narrativa Completa. Narrativa 1963 – 1983” y “Narrativa Completa. Epifanía de una Sombra. Cronología. Bibliografía”.
En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra en el programa de TV BioBio “Del Fin del Mundo”, Kandora reconoce que “fue una larga tarea, con accidentes, pero fascinante. Pensé que iba a ser más sencillo. Entremedio se no quemó un “servidor”. Fui varias veces a Calaceite. La obra que allí está pudimos leerla, pero no pudimos copiarla; solo pude tomar apuntes”.

“Yo leí mucho de Mauricio, un escritor muy atípico. ‘Excesos’ fue el primer libro que leí de Wacquez. Fue en la Universidad de Concepción. ¡No lo podía creer! Su escritura es fascinante”.
“Cada vez que lo leo, pienso cómo lo hizo. Esa es la maestría total en él”.
“Tenía una cultura enciclopédica. Su influencia fuerte fue la novela francesa del siglo XIX. Todo su vanguardismo arranca de ahí, pasado por Borges y Lezama Lima. Flaubert y Stendhal le interesaban”.
Hijo de francés y chilena, estudio filosofía en la U de Chile e hizo un doctorado en la Sorbonne. Hizo clases en ambas universidades y también en la U de La Habana. Luego se trasladó a España en forma definitiva.
Es un autor de culto y “espero que deje de serlo”, dice Kandora. A quienes aún no se han adentrado en su obra, “yo recomiendo que empiecen por ‘Excesos’ ”.

Agrega que frente a “la lectura y escritura, citando a Borges, se ve que todos sus textos son partes del gran libro que escribió. Ahí uno ve la circularidad total de su obra”.

“Era fascinante, exuberante, acaparaba la audiencia. Eso conspiró contra la consideración de su obra. Cuando murió ‘El Mercurio’ publicó un artículo de Arturo Fontaine que hablaba de ello. También vi el documental sobre Calaceite. El personaje era un faro”.

Kandora detalla todo aquello que da una idea de la relevancia del autor: “La temática y los altos contenidos ideológicos y políticos; la homosexualidad; el poder, los abusos”. Recuerda que sus escritos se publican “en plena época de la UP y cuando había campos de concentración en Cuba (para homosexuales y disidentes”. “Cosas de las que (en ese tiempo) nos e podía hablar”.

Ahí está el caso de Heberto Padilla, “frente al que él tuvo una posición crítica. Wacquez estuvo en la U de La Habana antes del caso Padilla. Interesante cómo se vinculó con Lezama Lima y otros intelectuales. Encontramos un artículo inédito sobre Cabrera Infante”.

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Uno de los autores chilenos más atípicos, muy valorado por la comunidad lectora exigente, Mauricio Wacquez (1939-2000) dejó una obra contundente, pero dispersa.

Alejandro Kandora, de Tajamar Editores, se dio a la tarea de reunirla y consiguió publicar recientemente dos contundentes tomos, que incluye además el arduo trabajo de investigación: “Narrativa Completa. Narrativa 1963 – 1983” y “Narrativa Completa. Epifanía de una Sombra. Cronología. Bibliografía”.
En conversación con Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra en el programa de TV BioBio “Del Fin del Mundo”, Kandora reconoce que “fue una larga tarea, con accidentes, pero fascinante. Pensé que iba a ser más sencillo. Entremedio se no quemó un “servidor”. Fui varias veces a Calaceite. La obra que allí está pudimos leerla, pero no pudimos copiarla; solo pude tomar apuntes”.

“Yo leí mucho de Mauricio, un escritor muy atípico. ‘Excesos’ fue el primer libro que leí de Wacquez. Fue en la Universidad de Concepción. ¡No lo podía creer! Su escritura es fascinante”.
“Cada vez que lo leo, pienso cómo lo hizo. Esa es la maestría total en él”.
“Tenía una cultura enciclopédica. Su influencia fuerte fue la novela francesa del siglo XIX. Todo su vanguardismo arranca de ahí, pasado por Borges y Lezama Lima. Flaubert y Stendhal le interesaban”.
Hijo de francés y chilena, estudio filosofía en la U de Chile e hizo un doctorado en la Sorbonne. Hizo clases en ambas universidades y también en la U de La Habana. Luego se trasladó a España en forma definitiva.
Es un autor de culto y “espero que deje de serlo”, dice Kandora. A quienes aún no se han adentrado en su obra, “yo recomiendo que empiecen por ‘Excesos’ ”.

Agrega que frente a “la lectura y escritura, citando a Borges, se ve que todos sus textos son partes del gran libro que escribió. Ahí uno ve la circularidad total de su obra”.

“Era fascinante, exuberante, acaparaba la audiencia. Eso conspiró contra la consideración de su obra. Cuando murió ‘El Mercurio’ publicó un artículo de Arturo Fontaine que hablaba de ello. También vi el documental sobre Calaceite. El personaje era un faro”.

Kandora detalla todo aquello que da una idea de la relevancia del autor: “La temática y los altos contenidos ideológicos y políticos; la homosexualidad; el poder, los abusos”. Recuerda que sus escritos se publican “en plena época de la UP y cuando había campos de concentración en Cuba (para homosexuales y disidentes”. “Cosas de las que (en ese tiempo) nos e podía hablar”.

Ahí está el caso de Heberto Padilla, “frente al que él tuvo una posición crítica. Wacquez estuvo en la U de La Habana antes del caso Padilla. Interesante cómo se vinculó con Lezama Lima y otros intelectuales. Encontramos un artículo inédito sobre Cabrera Infante”.