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Resumen generado con Inteligencia Artificial y revisado por el autor de este artículo.
Herramienta desarrollada por BioBioChile La política se ve envuelta en filtraciones en un año electoral, generando preocupación por las operaciones políticas que podrían utilizarse. Se plantea la cuestión de si estamos viviendo en una época donde todo vale en política, no solo en Chile, sino a nivel mundial. Se destaca la capacidad del Ministerio Público para acceder a conversaciones en investigaciones, pero se señala la importancia de respetar el derecho a la privacidad. Se menciona la controversia en torno a la filtración de un documento en el caso de Mario Cayul, provocando dudas sobre posibles motivaciones y la necesidad de una investigación transparente. La polémica se amplía con el punto 17 de la querella de Mario Desbordes, planteando interrogantes sobre la divulgación de información en investigaciones de alto interés público. Se concluye que existen aún aspectos por resolver en este complejo escenario de filtraciones políticas.
Filtraciones. La política transcurre o discurre en medio de filtraciones. Creo que lo primero que hay que decir, en un año electoral, es que hay que tener mucho cuidado con las operaciones políticas que pueden usarse no solo con filtraciones, sino además con otros movimientos.
Y esto deja abierta la cuestionante de si estamos viviendo en una época donde la política todo vale.
Y no lo estoy diciendo solamente respecto a la política chilena; si uno mira el mundo, también uno podría decir que los límites se han ido corriendo, ¿no es cierto?
Y aquí lo que estamos viendo con el tema de las filtraciones es como efectivamente el Ministerio Público, la Fiscalía, puede acceder a determinadas conversaciones por una causa específica para ver si hay elementos que le permitan probar la condición de un delito, y si en esa indagatoria aparecen indicios de otro eventual delito, abrir una investigación, las famosas aristas.
En virtud del derecho a la privacidad, a la colisión de derechos que aquí pueden existir, y lo que hemos vivido últimamente, digamos, con filtraciones que tienen que ver, o que tienen más un efecto político que judicial.
Hay cosas que Fiscalía y PDI deben investigar; hay que partir de la base que si la filtración, los sospechosos de la filtración (1:56) pasa a la Fiscalía, es evidente que el fiscal Cooper no puede auto-investigarse; esto debería ser otro fiscal el que indague. Es un ejercicio para el bien de la transparencia.
¿Y por qué hablamos de filtración? Porque el documento lo tenía el fiscal Cooper, lo tenían los abogados de Hassler y lo tenía la Policía de Investigaciones.
Pero se suma un otro elemento, que algunos dicen fue estratégico, ¿por qué se llegó ese informe al tribunal de Mario Cayul? Conocido su perfil, o creo que haya filtrado el documento.
A Cayul se le entregó copia, previo a la audiencia; entiendo que llegó en la noche. Por la información que manejamos del tribunal, llegó copia del 100% de las conversaciones.
Entonces la pregunta es, ¿cómo se investiga esto? ¿Fue pedido por alguien? ¿Por qué colocan lo del presidente de la República, por ejemplo?
Otra arista en la polémica es el punto 17 de la querella de Mario Desbordes.
Si uno busca en internet, ningún medio habló del punto 17 hasta el día siguiente, y la demanda se presentó el día previo en la tarde. A lo mejor tiene una explicación lógica, ¿no? Tal vez el fiscal Cooper los mencionó en alguna conversación.
Pero a la luz de los hechos, cuando se tratan de investigaciones de alto perfil donde son investigaciones de un altísimo interés público, no pueden haber supuestos ni malas interpretaciones.
Entonces, se dan cuenta de que aquí hay algunas cosas, algunos nudos, que todavía no han sido resueltos.
Revisa el análisis de Nibaldo Mosciatti y Néstor Aburto, en Causa y Efecto.