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El abogado del Presidente Gabriel Boric denunció ayer que el mandatario está siendo acusado de acoso sexual por una mujer que lo habría hostigado con correos electrónicos en 2013, antes de asumir como diputado. El gobierno reveló algunos de los correos de la denunciante para respaldar la acusación, pero se recalca la presunción de inocencia y la importancia de proteger a las presuntas víctimas. La situación refleja un cambio en la percepción sobre las denuncias y la necesidad de equilibrar la presunción de inocencia con el apoyo a los denunciantes para que sus reclamos sean investigados correctamente.
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El día de ayer cuando muchos ya terminaban su jornada y estaban ya pensando en irse a dormir en La Moneda estaban listos para dar una noticia. Apareció el abogado del Presidente Gabriel Boric para dar a conocer una denuncia contra el mandatario por acoso sexual.
El defensor aseguró que esta es una situación en donde la víctima es el mismo Boric, que ha sido una mujer que lo acosó mediante múltiples correos electrónicos en el 2013, cuando el presidente ni siquiera había asumido como diputado. El gobierno liberó una muestra de algunos de los correos de la denunciante para validar su tesis.
Pero hay que mirar este caso con perspectiva: una denuncia no es sinónimo de culpabilidad y prevalece el concepto de presunción de inocencia como lo dice la ley. Pero hace algunos años, en virtud de las consignas, había que creerle a todas las denunciantes. Una cosa es acoger las denuncias, brindar seguridad a las víctimas, invitarlas a hacer las denuncias. Pero lo otro es por principio asumir que lo que dice la denunciante es la verdad.
La cosa se ha dado vuelta y quienes usaron la consigna, incluso como arma política a través de las faunas, ahora les ha tocado a ellos.
Entonces, se ha tenido que volver a recuperar el concepto de la presunción de inocencia, en este caso para el Presidente de la República, para decir que una denuncia no es culpabilidad. Pero eso no imposibilita al Estado de Chile entregarle los resguardos a las presuntas víctimas para protegerlas y que la denuncia finalmente prospere.
Revisa el análisis de Nibaldo Mosciatti y Néstor Aburto, en Causa y Efecto.