Causa y Efecto: entre fracasos y tropezones, sensación de esterilidad en la política chilena

Este miércoles 4 de septiembre, mientras unos conmemoraban los 54 años desde que Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales, otros recordaban que hace dos años ganó el rechazo a la nueva propuesta de constitución.

En esta jornada, se presentaron miradas cruzadas en que cada uno estaba llevando aguas a su molino, en un período de campañas de cara a las elecciones de fines de octubre, en que el voto será obligatorio.

La política en general no es muy novedosa. Es evidente que durante este mes y el próximo, cada sector intentará sacarle lustre a lo que les parece más conveniente para sus aspiraciones electorales.

Recordemos que tanto la convención constitucional del Frente Amplio como el proyecto presentado por el consejo dominado por los Republicanos, quedaron en el camino. Esto ocurrió pese a que para muchos, el cambiar la constitución representaba un tema pendiente de alta relevancia.

Dicho esto, lo que ha ocurrido en realidad, es que independiente del sector, la política ha ido de fracaso en fracaso. Ha sido incapaz de generar acuerdos, elaborar un texto que le hiciera sentido a la ciudadanía y además, presentar una retórica agotada.

Finalmente, tras estos dos procesos, quedó una sensación de esterilidad significativa de la política en nuestro país. Entre varios tropezones, la cosa sigue más o menos igual.

Además, es pertinente señalar que en poco tiempo, se votaron dos proyectos maximalistas y antagónicos y ambos fueron rechazados por la mayoría de la población. Lo que pasó con el plebiscito de salida de lo que desarrolló la Convención, específicamente, fue una gran derrota para el Poder Ejecutivo actual, que lo consideraba una guía programática.

Resulta que es muy grave cuando en una democracia, para un amplio de porcentaje de la gente, la política deja de hacer sentido como un instrumento válido, valioso y productivo.