Un hito en la historia del nazismo, pero sobretodo un hito de quienes se opusieron al nazismo.
El 18 de febrero de 1943 fueron capturados los líderes De la Rosa Blanca, que fue una organización de estudiantes disidentes que se alzó contra el régimen nazi.
La Rosa Blanca estaba liderada por dos hermanos: Hans Scholl y Sophie Scholl. La paradoja es que al igual que varios jóvenes alemanes, en su adolescencia fueron parte de organizaciones nazis, Hans en las juventudes hitlerianas y Sophie en las niñas germanas.
Su visión cambió en la época universitaria.
La visión central de esta agrupación consistió en la propaganda anti-nazi a través de panfletos mecanografiados dirigidos principalmente a los universitarios.
Rapartían cartas anónimas que contenían estos panfletos con direcciones seleccionadas al azar de la línea telefónica, después las cartas eran vaciadas en los buzones de los ferrocarriles.
Todos los escritos finalizaban con la frase “Apoya a la resistencia, distribuye este volante” con lo cual se llegó a conformar una verdadera cadena postal.
La Rosa Blanca logró diseminar sus escritos por toda Alemania y por parte de Austria.
Y fue entonces cuando la GESTAPO puso ojo a este hecho y comenzó a rastrear el origen de los volantes.
El 18 de febrero de 1943, el Jefe del Distrito visitó la Universidad de Múnich para comunicar a los estudiantes que los varones inhábiles para la guerra, debían apoyar con otras actividades el frente.
En medio del discurso, el nazi se refirió burdamente al rol de las estudiantes mujeres, planteando que lo mejor que podían hacer por Alemania era tener hijos.
Los estudiantes reaccionaron indignados y echaron a empujones y patadas a los nazis convirtiendo este hecho en una verdadera catarsis.
Recorrieron la ciudad gritando consignas, lanzando panfletos y rayando paredes.
Mientras tanto, los hermanos Scholl lanzaron panfletos desde las ventanas de la universidad, sin embargo, fueron identificados por un vecino que simplemente los denunció, la policía rodeó de inmediato el lugar y los detuvo.
El final de los hermanos Scholl fue atroz, del régimen nazi quiso dar una lección a la resistencia y el 22 de febrero el tribunal del pueblo de Berlín, los condenó a la guillotina por alta traición.