El 6 de mayo de 1919 nació en Finisterre, España, el poeta Alexandre Campos Ramírez, que inventó el fútbol de mesa o el taca-taca. Su nombre poético era Alejandro Finisterre.
El taca-taca es un invento casi universal, de hecho hay patentes de fútbol de mesa desde el año 1890 en Reino Unido, Francia y Alemania, en formas y tamaños diversos.
Según algunas fuentes, el inventor del futbolín habría sido Alejandro Finisterre.
Nació en 1919, a los 15 años se fue a estudiar a Madrid donde fue sorprendido por el estallido de la Guerra Civil Española. Así lo contó el poeta en el documental Tras el futbolín:
“En noviembre de 1936 me sepultó una bomba. Me evacuaron a Valencia y luego, como además había sufrido heridas graves bajo los escombros, me trasladaron a la montaña de Monserrat en Barcelona al antiguo Hotel Colonia Puig habilitado como hospital.
Hasta ese refugio también llegaban niños desplazados por el conflicto y verlos ahí tan demacrados, muchos de ellos viciados, avivó mi imaginación. Los niños mutilados veían con pena a los que jugaban con fútbol y yo como estaba cojo y tenía mucha afición por el tenis de mesa, pensé en armar un fútbol de mesa.
Puse manos a la obra, hice un plano y se lo pasé al carpintero Francisco Javier Altuna, quien torneó los muñecos y fabricó la caja de la mesa con madera de pino. Poco antes de la navidad de 1936, yo había comprado en Barcelona unas barras y una pelota de corcho, fue así como armé el taca-taca”.
Hay que agregar que el taca-taca no fue el único invento de Finisterre mientras convalecía en el hospital. También había ideado un pasahojas mecánico, un artilugio que consistía en unas pinzas móviles accionadas mediante un pedal de pie, con el que la enfermera del centro que daba recitales de piano a los enfermos podía pasar las hojas de su partitura sin ayuda.
Haciendo caso a una recomendación Joan Busquets, un líder anarquista del municipio de Montserrat, Finisterre patentó ambos inventos en Barcelona en enero de 1937.
Con el franquismo en el poder Finisterre tuvo que exiliarse en París, donde se enteró que un ex compañero del hospital había registrado a su nombre y empezado a fabricar los mismos taca taca que él había inventado.
Se acercó a una empresa francesa que estaba produciendo juguetes, y reclamó su derecho de patente.
Con el dinero que le dieron por su derecho más el que obtuvo con su pasahojas, pudo entonces emigrar a Ecuador. Después se trasladó a Guatemala, donde mejoró su futbolín y empezó a confeccionarlas.
Tras un golpe de Estado, Finisterre fue obligado a salir de Guatemala y se refugió en México.
Alejandro Campos Ramírez falleció en febrero del año 2007. Aunque siempre fue cuestionado por quienes atribuyen el origen del juego a Inglaterra, el poeta validó hasta el fin de los días su propia versión: haber sido el inventor del taca taca.