Por qué triunfan los países

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Desde el 2012, cuando fue publicado en inglés bajo el título Why nations fail, hasta el presente, la obra de Daron Acemoglu (profesor de Economía del MIT) y James Robinson (politólogo de la Universidad de Harvard), Por qué fracasan los países (Barcelona, Ediciones Deusto, 2012), 589 páginas, ha pasado a ser consulta obligada de académicos, políticos, asesores internacionales, gente de las comunicaciones y, en general, personas interesadas en el mundo público.
Una de las razones principales es que la obra, en alguna medida, se ha convertido en una especie de manual para hacer las cosas bien o evitar hacerlas mal, en materia de organización de los estados y de las políticas públicas. Pero hay otras tantas explicaciones: la obra no es de economía, si bien abundan las referencias al crecimiento de los países o a su decadencia; no es de política, aunque contribuye a la comprensión del problema del poder; no es de historia, pero los ejemplos de líderes del pasado y de las naciones a través del tiempo abundan en sus páginas. Por otra parte, si bien cuenta con un claro sesgo norteamericano, en realidad tiene la particularidad de abordar los temas relevantes en lugares tan distintos como África, Asia, y ciertamente, también en Europa y los Estados Unidos.

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Desde el 2012, cuando fue publicado en inglés bajo el título Why nations fail, hasta el presente, la obra de Daron Acemoglu (profesor de Economía del MIT) y James Robinson (politólogo de la Universidad de Harvard), Por qué fracasan los países (Barcelona, Ediciones Deusto, 2012), 589 páginas, ha pasado a ser consulta obligada de académicos, políticos, asesores internacionales, gente de las comunicaciones y, en general, personas interesadas en el mundo público.
Una de las razones principales es que la obra, en alguna medida, se ha convertido en una especie de manual para hacer las cosas bien o evitar hacerlas mal, en materia de organización de los estados y de las políticas públicas. Pero hay otras tantas explicaciones: la obra no es de economía, si bien abundan las referencias al crecimiento de los países o a su decadencia; no es de política, aunque contribuye a la comprensión del problema del poder; no es de historia, pero los ejemplos de líderes del pasado y de las naciones a través del tiempo abundan en sus páginas. Por otra parte, si bien cuenta con un claro sesgo norteamericano, en realidad tiene la particularidad de abordar los temas relevantes en lugares tan distintos como África, Asia, y ciertamente, también en Europa y los Estados Unidos.