La guerra que no fue. Chile-Argentina 1898

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Chile y Argentina estuvieron a punto de ir a la guerra, no una, sino dos veces. Este 2024 se cumplen 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, que fue el instrumento que selló por vía pacífica los conflictos y disputas entre ambos estados, que estuvieron a punto de marchar a la guerra en 1978. Entonces hubo desplazamiento de tropas, advertencias, amenazas y preparativos bélicos, que finalmente –y felizmente– pudieron ser resueltos de una forma que evitó las divisiones, las muertes y una enemistad que se podría haber extendido por mucho tiempo.
Algo similar ocurrió a fines del siglo XIX, en 1898, cuando la tensión entre ambos países escaló al máximo, y nuevamente el fantasma de la guerra se asomó en el horizonte. En las dos últimas décadas Chile había enfrentado la Guerra del Pacífico, contra Perú y Bolivia, así como sufrió la guerra civil de 1891, que disputaron las fuerzas del presidente José Manuel Balmaceda contra las del Congreso Nacional, lo que significó una división dentro del Ejército y entre el Ejército y la Armada. Los costos humanos fueron inmensos, llegando a cifras superiores a 5 mil muertos.
Respecto de la crisis con Argentina, los problemas eran de carácter limítrofe, entre los que destacaba el asunto de la Puna de Atacama, en un contexto en que los peritos avanzaban en las demarcaciones. El clima era de un creciente belicismo en ambos países, como explica con detalle Enrique Brahm en un valioso artículo titulado “Chile y Argentina al borde de la guerra: Las ideas estratégicas de Koerner en un caso real”, que aparece en su libro Preparados para la guerra. Pensamiento militar chileno bajo la influencia alemana 1885-1930 (Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2003).

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Chile y Argentina estuvieron a punto de ir a la guerra, no una, sino dos veces. Este 2024 se cumplen 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, que fue el instrumento que selló por vía pacífica los conflictos y disputas entre ambos estados, que estuvieron a punto de marchar a la guerra en 1978. Entonces hubo desplazamiento de tropas, advertencias, amenazas y preparativos bélicos, que finalmente –y felizmente– pudieron ser resueltos de una forma que evitó las divisiones, las muertes y una enemistad que se podría haber extendido por mucho tiempo.
Algo similar ocurrió a fines del siglo XIX, en 1898, cuando la tensión entre ambos países escaló al máximo, y nuevamente el fantasma de la guerra se asomó en el horizonte. En las dos últimas décadas Chile había enfrentado la Guerra del Pacífico, contra Perú y Bolivia, así como sufrió la guerra civil de 1891, que disputaron las fuerzas del presidente José Manuel Balmaceda contra las del Congreso Nacional, lo que significó una división dentro del Ejército y entre el Ejército y la Armada. Los costos humanos fueron inmensos, llegando a cifras superiores a 5 mil muertos.
Respecto de la crisis con Argentina, los problemas eran de carácter limítrofe, entre los que destacaba el asunto de la Puna de Atacama, en un contexto en que los peritos avanzaban en las demarcaciones. El clima era de un creciente belicismo en ambos países, como explica con detalle Enrique Brahm en un valioso artículo titulado “Chile y Argentina al borde de la guerra: Las ideas estratégicas de Koerner en un caso real”, que aparece en su libro Preparados para la guerra. Pensamiento militar chileno bajo la influencia alemana 1885-1930 (Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2003).