La historia intelectual está llena de desafíos y contradicciones, de debates y consolidación de ciertas ideas, de figuras relevantes que actúan de manera más solitaria o en forma colectiva. Distintos momentos muestran los avances del conocimiento, el surgimiento de ciertas preguntas fundamentales y eventualmente el desarrollo de un movimiento que influyó o cambió la historia. En esta última línea pueden ubicarse los filósofos de la Grecia clásica, los pensadores del humanismo, los escritores de la Ilustración y otros tantos grupos que han marcado la trayectoria de la Humanidad. No es tanfrecuente observar una empresa intelectual, el trabajo de un grupo social o cultural destinado a producir un bien que no siempre es tangible, una tarea de largo aliento que no muestra frutos inmediatos y, por lo mismo, a muchos comienza a parecer inútil, quizá una excentricidad. En realidad, esta inutilidad inicial –como podemos denominarla– es una de las características de las labores intelectuales, cuya finalidad era mucho más profunda que producir un bien de impacto inmediato.
Uno de los movimientos más importantes de toda la historia –con logros y también con dificultades– fue la llamada Ilustración, que tuvo en la Enciclopedia uno de sus expresiones más visibles y duraderos. El tema aparece narrado de forma vívida y con una valiosa reflexión en el libro de Phillip Blom, Enciclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales (Barcelona, Anagrama, 2012 [Segunda edición]), 461 páginas. La obra estudia la historia del nacimiento y consolidación de la Enciclopedia, a mediados del siglo XVIII, en París, cuando llegó a convertirse en la principal empresa editorial del momento.