Martí, pensador de América

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El año 1898 fue decisivo en la historia de América Hispana, pues ahí culminó el proceso iniciado a comienzos del siglo XIX, conocido como la Independencia. La mayoría de las naciones alcanzó su autonomía de la corona castellana antes de 1830, partiendo una nueva historia que procuraba ser republicana, aunque no siempre resultara con gobiernos que tuvieran continuidad, bajo un sistema constitucional estable y de acuerdo con los sueños acariciados en la hora de la emancipación. No obstante, hubo un país que tuvo una historia distinta, más lenta: fue el caso de Cuba, cuyo proceso quedó postergado hasta fines de la centuria. El líder y héroe de su independencia fue José Martí, todavía un hombre joven, nacido en 1853 y fallecido en medio del proceso de emancipación, en 1895.
La historia del continente en el siglo XIX tuvo factores comunes y contradicciones, todo lo cual era parte de una misma evolución que mezclaba un pasado compartido bajo el dominio español, una independencia que contaba con una épica y colaboración entre los distintos pueblos y una trayectoria que procuraba cumplir las expectativas de formar la nación, constituir repúblicas y educar a la población. Sin embargo, la cara opuesta a esta historia fue el surgimiento de las guerras, ahora entre vecinos, países nacidos para ser hermanos pero que por distintas razones se enfrentaron en los campos de batalla. En la práctica ello contribuyó al fortalecimiento del sentimiento patriótico, pero también a distanciar a las naciones que habían germinado para tener un futuro compartido.

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El año 1898 fue decisivo en la historia de América Hispana, pues ahí culminó el proceso iniciado a comienzos del siglo XIX, conocido como la Independencia. La mayoría de las naciones alcanzó su autonomía de la corona castellana antes de 1830, partiendo una nueva historia que procuraba ser republicana, aunque no siempre resultara con gobiernos que tuvieran continuidad, bajo un sistema constitucional estable y de acuerdo con los sueños acariciados en la hora de la emancipación. No obstante, hubo un país que tuvo una historia distinta, más lenta: fue el caso de Cuba, cuyo proceso quedó postergado hasta fines de la centuria. El líder y héroe de su independencia fue José Martí, todavía un hombre joven, nacido en 1853 y fallecido en medio del proceso de emancipación, en 1895.
La historia del continente en el siglo XIX tuvo factores comunes y contradicciones, todo lo cual era parte de una misma evolución que mezclaba un pasado compartido bajo el dominio español, una independencia que contaba con una épica y colaboración entre los distintos pueblos y una trayectoria que procuraba cumplir las expectativas de formar la nación, constituir repúblicas y educar a la población. Sin embargo, la cara opuesta a esta historia fue el surgimiento de las guerras, ahora entre vecinos, países nacidos para ser hermanos pero que por distintas razones se enfrentaron en los campos de batalla. En la práctica ello contribuyó al fortalecimiento del sentimiento patriótico, pero también a distanciar a las naciones que habían germinado para tener un futuro compartido.