Terror y utopía en Moscú

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La caída del Muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética tuvieron indudables consecuencias internacionales y políticas. Los hechos también repercutieron en la historiografía. Se produjo entonces la llamada “revolución de los archivos”, que recuerda Kar Schlögel en la Introducción a su monumental libro Terror y utopía. Moscú en 1937 (Barcelona, Acantilado, 2014), 999 páginas. Con ese concepto quiere ilustrar sobre la disponibilidad de nuevos archivos, como es el caso de los soviéticos, que le han servido a él para adentrarse en uno de los momentos más sobrecogedores del siglo XX, una época que de por sí tiene muchos episodios espeluznantes. Dicho sea de paso, hoy ya no existe esa libertad de consulta a los archivos, como existió durante algún tiempo tras el fin del comunismo soviético.
El libro se refiere a un momento culminante, como fue el año 1937 en la Unión Soviética. Se trataba de una fecha importante: se conmemoraban 20 años de la Revolución Bolchevique, que había emergido triunfante bajo el liderazgo de Lenin en 1917, anunciando una nueva era en la historia de la Humanidad. Hacia el preludio de la Segunda Guerra Mundial ya habían pasado muchas cosas en la URSS. Desde 1924 gobernaba Stalin, que en general había dado continuidad al proceso iniciado por Lenin, con el gobierno de partido único, la omnipresencia del Gulag y el Estado policial, además de una nueva economía. Pero también tenía sus elementos originales, como la colectivización del campo y la persecución al interior del núcleo gobernante, procesos que encabezó Stalin con mano de hierro y que causaron millones de víctimas.

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La caída del Muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética tuvieron indudables consecuencias internacionales y políticas. Los hechos también repercutieron en la historiografía. Se produjo entonces la llamada “revolución de los archivos”, que recuerda Kar Schlögel en la Introducción a su monumental libro Terror y utopía. Moscú en 1937 (Barcelona, Acantilado, 2014), 999 páginas. Con ese concepto quiere ilustrar sobre la disponibilidad de nuevos archivos, como es el caso de los soviéticos, que le han servido a él para adentrarse en uno de los momentos más sobrecogedores del siglo XX, una época que de por sí tiene muchos episodios espeluznantes. Dicho sea de paso, hoy ya no existe esa libertad de consulta a los archivos, como existió durante algún tiempo tras el fin del comunismo soviético.
El libro se refiere a un momento culminante, como fue el año 1937 en la Unión Soviética. Se trataba de una fecha importante: se conmemoraban 20 años de la Revolución Bolchevique, que había emergido triunfante bajo el liderazgo de Lenin en 1917, anunciando una nueva era en la historia de la Humanidad. Hacia el preludio de la Segunda Guerra Mundial ya habían pasado muchas cosas en la URSS. Desde 1924 gobernaba Stalin, que en general había dado continuidad al proceso iniciado por Lenin, con el gobierno de partido único, la omnipresencia del Gulag y el Estado policial, además de una nueva economía. Pero también tenía sus elementos originales, como la colectivización del campo y la persecución al interior del núcleo gobernante, procesos que encabezó Stalin con mano de hierro y que causaron millones de víctimas.